Sin cartel que los identifique o publicidad que los promocione, los restaurantes a puertas cerradas y los itinerantes aparecieron hace unos años en el mundo como una tendencia recóndita que se ha hecho pública y consolidado en nuestro país. Locales internos, terrazas, galerías, sótanos reciclados, parajes olvidados, plazas, galpones, almacenes y hasta livings de las mismísimas residencias de los chefs proponen hoy dejarte boquiabierto, recibiéndote como un rey y acercándote a la mesa la esencia más sutil de su trayectoria.
Creatividad, libertad y experimento constante son la consigna que alienta a quienes se lanzan en este viaje a tentarte para que vivas una experiencia que garantiza intimidad, exclusividad y una osada fusión de sensaciones. Trato diferencial y sabores sofisticados son parte de la promesa de estos chefs que persiguen el contacto individual y el servicio personal con cada uno de los asistentes.
Seguramente llegarás como un comensal desconocido, vivirás un sinfín de momentos que durante toda una noche apuntarán a tus sentidos y te despedirás con un “hasta pronto”, porque te aseguramos que querrás regresar como un nuevo amigo de la casa.
En su momento la cultura, después la arquitectura y ahora la gastronomía hacen gala del concepto “pop up”. Su origen fue en Nueva York y Londres, donde nuevos diseñadores y chefs buscaban darse a conocer ahorrándose los costos fijos del alquiler del local, y poder así lograr transmitir sus creaciones a otros destinos.
En Mendoza, son varios ya los cocineros que dieron este paso, adaptando su mesa a una mesa para algunos tenedores más y entrenando sus habilidades de anfitrión para los nuevos amigos. El «de boca en boca», los blogs y la comunicación a través de las redes sociales son la mejor forma de saber de ellos y encontrarlos.
“La experiencia en cenas privadas que ofrecemos cuenta con comida casera de lujo, ingredientes y preparaciones locales e internacionales, y cocina de autor en un espacio privado. La desarrollamos en diversos lugares de Argentina así como en otros países: Brasil, EEUU. El lugar elegido varía en cada propuesta y muchas veces es un secreto que revelamos a último momento; ese toque de misterio hace de la oferta algo más especial. En Mendoza nuestros huéspedes se sientan en una mesa grande y la comparten con otros comensales presentes. Si no se conocen entre sí, terminan intercambiando tarjetas o teléfonos, ya que durante toda una velada compartieron conversación, degustaron vinos y disfrutaron la comida” afirma el chef Pablo Ranea, quien junto a su socio, el arquitecto Alejandro Cohen, llevan adelante el emprendimiento Pirca Food & Wine. ¿Dónde funciona? Puede ser en cualquier parte: espacios especiales que se preparan para hacer pasar un muy buen momento. La mansión de un genial anfitrión, un rincón de un parque, un castillo, el patio de una casa añosa, una galería de arte, un galpón abandonado o la orilla de un río.
Sus excepcionales encuentros ofrecen un menú de varios platos diseñados por el chef y que combinan a la perfección con una exclusiva selección de vinos. El objetivo es que el visitante se distienda y goce, en un contexto acogedor, de un servicio excepcional.
“Al compartir la mesa fomentamos el sentido de comunidad, de amistad entre las personas. Si te interesa la cocina, el vino y la arquitectura, ofrecemos una aventura encantadora, un momento visual, auditivo y sensitivo que ayudará a nutrir tu cuerpo, tu mente y tu espíritu”, cuenta Ranea, que además fue durante muchos años el chef de Azafrán, uno de los más reconocidos restaurantes locales; posee una vasta experiencia internacional y ha cocinado para grandes eventos donde el vino y la gastronomía argentina han sido protagonistas. Definitivamente es un referente de la innovación en la cocina local.
Su mesa alberga pocas personas por velada, el menú es variado y combina distintos estilos. Aquí un ejemplo: una recepción con un mojito de frambuesa; más tarde croquetas de bacalao con salsa de ají amarillo y aceitunas crujientes; salmón fresco del Pacífico marinado con salsa de fruta de la pasión; luego atún, guacamole y chips de plátano con sésamo; magret de pato con membrillos y puré de papas con castañas. Cada paso maridado con distintos vinos. Para el postre, Rogel de dulce de leche con cervezas artesanales; café, tés, petits fours y las más sinceras felicitaciones.
“La cocina argentina y el vino tienen una historia reciente aunque se han desarrollado en la últimas décadas a pasos agigantados. En Mendoza, debido al impacto del desarrollo de la vitivinicultura, la cocina ha crecido mucho más rápido que en el resto del país. Los vinos de mayor calidad exigen una cocina que esté al mismo nivel. En mis preparaciones busco que todos los elementos pueden exaltarse o complementarse, sin olvidar el contexto cultural, el momento y el lugar donde cada producto se consume” afirma entusiasmado el chef.
Sabores, texturas, técnicas de cocción e infinitas historias se comparten mientras él cocina, prueba, aprueba, compone el plato, degusta, se sienta con vos un ratito, pregunta, contesta y espera atento tu devolución luego de cada bocado. Vos aprendés y experimentás. Conocés y disfrutás rodeado de estilo, naturaleza, ambientación y muy grata compañía.
Te aseguramos que la experiencia es distinta. Sobre el final de la velada el chef no esperará un agradecimiento. Sabemos que tu mejor “gracias” será una despedida sincera y que recomiendes a tus amigos y conocidos la inolvidable sensación con que te retirás. Tu satisfacción y la buena crítica resultan fundamental.
Si lo pensaste, te gustó la idea y querés experimentar: [email protected]