Laura Carubín se ha pasado la vida cantando, va por su sexto disco, ha estado becada por Valeria Lynch, ha pisado los mismos escenarios que Fabiana Cantilo, Airbag y David Bolzoni, y compone sin parar.
Con más de 20 años de carrera musical -combinada con una licenciatura en psicología social y una consultoría- Laura saca su sexto disco, esta vez con reconocidos músicos mendocinos que son su grupo, su equipo y su inspiración: Martín Daga, Pablo Orellano y Chelo Charco.
Ni fama, ni diva: ella dice que solo es una mujer que escribe de manera simple, que solo transmite lo que siente y lo que ve en los demás, porque es una gran observadora, una fanática de las biografías y una mujer a la que le gusta escuchar a los otros.
«Si me escuchan no se dan vuelta a decir “oh, qué voz”», dice con humildad. Y lo dice con esa voz suave, afinada, sin falsetes, sin pretensiones y alegre que acompaña todos sus temas.
Además de transmitir alegría en sus letras y en su estilo musical, contagia de buena onda a los demás. «Me encanta la gente, me encanta trabajar y crear en equipo. Soy una convencida de que se trabaja mejor en equipo y con amigos».
El grupo con el que se dedicó a crear los temas de este sexto disco, entre encierros, cuarentenas y un año de mucha introspección para casi todos, se completa con Julieta Dora, productora general, actriz y responsable de la coordinación de los videos, que se filmaron bajo estricto protocolo y con escenas de la vida cotidiana.
Las primeras canciones, Te vi y Con vos, se publicaron con la llegada de este otoño, luego de un año de una pandemia que obligó a la gente a encerrarse y trajo como efecto secundario una explosión creativa de pintores, escritores y músicos. El nuevo material se completa con los temas: Algo Perdido, Amalgamar, No te vayas, Con Vos, Me trajo hasta acá, Rezo remix y Te Confieso, todas canciones escritas por ella.
«Con la música intentamos transmitir optimismo», afirma Carubin. «Cuando uno hace las cosas con pasión, nunca fallan».
Un camino de dos décadas
Laly, como le dicen sus compañeros, canta desde que es muy chica: su abuela fue la cantante lírica Hilda Rosario Di Primio, y ella siempre supo que quería seguir ese camino. Aunque estudió psicología social, no dejó de prepararse en lo que define como su «verdadera pasión».
A los 23 años resultó becada para ir a la escuela de canto de Valeria Lynch, donde se conectó con grandes maestros y productores. Al volver siguió estudiando con Javier Segura y José Quiroga Villegas. Fue telonera de Fabiana Cantilo, Airbag, David Bolzoni y la uruguaya Ana Prada.
Tiene cinco discos editados en Mendoza y Buenos Aires: Ya Vuelvo, Esquizofrenia, Viento a favor, Puente y Cuando Bailas, además de temas para niños y canciones inéditas. Todos, en conjunto con músicos de la talla de Valentina Gratton Cruz y Federico Díaz.
Y el sexto material, hecho también en grupo como le gusta a ella, tiene a Martín Daga en guitarra, Pablo Orellano en teclados y Chelo Charco en percusión. Producido por Pablo Orellano y Martín Daga, puede escucharse en todas las plataformas, desde Spotify, iTunes, BandCamp a Youtube.
Con toda esta trayectoria, asegura, está más que feliz, pero le queda un sueño por cumplir: escuchar una de sus canciones en la voz de una gran figura como Abel Pintos. Seguro no tardará en llegar.