Son las 12 de un mediodía de semana y nos acercamos a charlar con Eduardo Córdoba, de La Piadina, la cantina tipo italiana que se impuso en Chacras como el restaurante familiar. Mientras Eduardo nos cuenta cómo fue creciendo en estos 13 años el proyecto –cuyas dueñas son Patricia Millet, María Girala y María Gabriela Brunetti–, en la cocina un grupo de mujeres prepara las pastas que se servirán esa noche. El dato no es menor, nos ayuda a entender por qué son tan ricos los ravioles de calabaza con salsa de hongos, por ejemplo, un clásico de la casa. Y Eduardo confirma que las pastas y las salsas son todas caseras y frescas, elaboradas en el día en su propia cocina, y basadas en las recetas de Dorita, quien dejó su marca en el restaurante. «No tienen aditivos, ni conservantes ni colorantes. Los colores de las salsas son naturales, a base de vegetales».
¿Pero qué son las piadinas, esas que los domingos deleitan a los chicos que vienen a comer con su familia? Es una especie de pan plano que data de la Roma de 1300, muy utilizado en el norte de Italia, elaborado con harinas. Estos panes que son la esencia del restaurante se elaboran también en la cocina de La Piadina y luego se sirven de una manera muy parecida a los tacos mexicanos, con distintos tipos de rellenos.
Para la carta de la nueva temporada, La Piadina incorpora el salmón que se servirá grillado, acompañado con frutos de mar o salsa de mariscos. Muy tentadores resultan los agnelotis de salmón rosado con salsa de limón y cognac que serán de alguna manera, el plato estrella.
Los deliciosos postres, elaborados también en su cocina cada tarde, consisten en tiramisú helado, panqueques de manzana, torta Piadina y flan casero.
La típica casona de Chacras, sobre la calle Italia, tiene en el fondo un jardín y es el lugar que prefieren las familias, sábados y domingos al mediodía para compartir el almuerzo. Además en sus paredes se exhiben obras de distintos artistas mendocinos como parte del Plan de Apoyo a la Cultura que lleva a adelante el restaurante.
«Estamos enfocados en las familias –dice Eduardo- por eso hemos puesto juegos para los chicos. Acá llegan a las 13 hs. y se van alrededor de las 17 , pasan todo el día». Como buen anfitrión que es, le da placer que la gente se sienta cómoda y si algo destaca a La Piadina –además de sus delicias caseras– es la amabilidad, el trato cordial y la vocación por hacerte sentir como en tu casa.
[alert type=red ]Abierto: todos los días, al mediodía y la noche.[/alert]