En un mundo donde la creatividad no tiene límites, Juli Denk emerge como una fuerza vibrante que combina su amor por la música y la pintura para crear obras repletas de expresión.
Desde muy temprana edad, las melodías impregnaron el hogar de Julieta. Su padre, también músico, la introdujo al mundo de los sonidos y le enseñó a tocar el piano. Pero su interés por la pintura también era evidente.
En su aprendizaje hubo mucho de autodidactismo. Con el tiempo, su curiosidad la llevó por el camino de la educación formal, lo que decantó en la exploración de varias carreras relacionadas con sus intereses. Pasó por un conservatorio de piano y se formó en musicoterapia, mientras, a la par, estudiaba la Licenciatura en Artes Visuales. Finalmente llegó a la academia Piano Forte, donde tomó clases con Leonardo Pittella. Hoy la polifacética artista se encuentra a punto de lanzar su primer álbum, una oda a la nostalgia.
Los colores del sonido
Cuando Julieta entró a la facultad comenzó a tener conciencia de que tenía una alteración de la percepción llamada sinestesia. La sinestesia consiste en la interconexión de los sentidos, lo que le permite, por ejemplo, ver colores al escuchar ciertos sonidos. «Cuando veo un color automáticamente me genera una sensación en el cuerpo».
La artista utiliza este fenómeno a su favor a la hora de crear, intentando que su obra nazca de la intuición. «Pongo música y me dejo llevar, entro en una especie de trance. Interviene mi mente para tomar decisiones, pero intento hacerlo desde lo intuitivo para transmitir esa sensación».
En su obra visual existe una simbiosis entre los paisajes y lo abstracto. La búsqueda del color, las formas y las texturas son las claves de sus creaciones y se convirtieron en su lenguaje artístico, a través del cual busca crear experiencias sensoriales.
Piano, climas y abstracción
La búsqueda de atmósferas impregna la música de Julieta, actuando como el hilo conductor que une ambos mundos. «Mi música tiene un enfoque bastante abstracto en cuanto a las letras y a la forma de componer. Además, me encanta crear distintos ambientes. Es como si estuviera creando una película», revela.
Julieta ha formado parte de diversas bandas locales y, de vez en cuando, se atrevía a exhibir su música en íntimos espectáculos performativos. Actualmente, desempeña el papel de tecladista en Las Luces Primeras y, al mismo tiempo, se encuentra preparando el lanzamiento de su álbum debut, el cual tiene como protagonista indiscutible al piano.
«El piano es un instrumento antiguo y académico. Lo toco siguiendo esas bases porque así lo he estudiado, pero al mismo tiempo tengo otras influencias, como el rock nacional, las voces del indie y los ritmos del trip hop… Hay un contraste entre estas dos cosas, y esa idea siempre ha estado presente. No quería crear algo que fuera puramente música clásica o exclusivamente rock nacional, sino algo en donde ambos géneros pudieran coexistir».
El trabajo, que verá la luz en los próximos meses, fue grabado en los Estudios Panda y en Magical Book Records. Julieta lo coprodujo junto a Mariano Peccinetti, también conocido como Las Luces Primeras, mientras que la masterización estuvo a cargo de Javier Madialdea.
«Por momentos la sinestesia me perturbaba y el hacer música y grabarla me ha dado calma, me trajo más a la tierra», reflexiona Julieta sobre cómo se siente con su material de estudio y agrega: «me produce una paz inmensa, como una sensación de certeza que quizás no me la producen otras actividades que hago. Siempre voy a hacer esto».
El mes pasado, su primer sencillo, Las Olas, salió a la luz. Este viernes 30 de junio se lanzará el segundo adelanto, titulado Azul Verde. «Es una canción muy significativa para mí, ya que fue una de las primeras que compuse. Tiene muchas disonancias y acordes intensos, pero eso crea un ambiente dramático que resulta fascinante», detalla la artista.
Fotos: Agustina Agost