Inés Miserendino es una artista cordobesa formada en la Escuela de Artes de Universidad Nacional de Córdoba. La vida le dio a Inés la chance de observar durante años a las personas en relación con los medicamentos. En el ámbito de una farmacia, donde trabaja hace más de diez años, ha podido elaborar un tema que la inquieta intensamente: la implicancia simbólica y mágica (más que real) que tienen hoy los medicamentos (devenidos en objetos de deseo) para las personas; tema que será el centro y el sentido de su última muestra llamada Pharmakón.
Pharmakón concentra obras que vienen a hablarnos de las dos caras de una misma moneda: el consumo de fármacos. Podemos observar de manera directa el uso de píldoras y recetas para dar forma y sentido a las obras; el uso de las mismas nos lleva a reflexionar sobre el mundo y el sistema capitalista que lo domina. Nos introduce por un lado en la parte oscura y negativa que implica vivir como un “esclavo” de ese sistema; pero por otro lado nos alienta a cambiar, a animarnos a ser, y a afrontar el ser, con todo lo que eso implica.
Las obras, que en su mayoría emulan la estética de esos tapetes que se colocan en las entradas de las casas, y que suelen decir “hogar dulce hogar”, forman con pastillas frases cursis como “no te mientas mintiendo” o “eres tu solución”. También forman corazones y flores que parecen ser una construcción inocente y decorativa, pero algo más profundo hay detrás de cada obra: denuncian una seria problemática social que pocos atienden, y que no se soluciona con píldoras. Parece ser más normal, por ejemplo, tomar pastillas para dormir, que preguntarse por qué no puedo dormir.
“Pharmakón es la segunda parte de una idea con la que vengo trabajando…Yo trabajo en una farmacia desde el ´92, y hace tiempo empecé a notar la relación que establecen las personas con los medicamentos: Los ven como si fueran casi objetos de culto, como la solución a todo. Esto sumado a la sensación general de que es obligatorio estar bien, disfrutar y ser feliz”.
A veces, justamente, la frenética búsqueda de una felicidad infinita se vuelve la enfermedad. Cada vez estamos menos acostumbrados a transitar los problemas de la vida, nos medicamos automáticamente en cuanto el síntoma de la “infelicidad” (que toma varias formas) se hace presente. La obra de Inés nos lo hace ver, y nos dice: no tomemos pastillas, “tomemos nuestra vida”, con lo bueno y con lo malo.
La farmacia además es el lugar visible y palpable de una de las industrias más importantes del mundo, industria que necesita que el sujeto padezca para que consuma. Podemos consumir piernas hermosas, cuerpos bellos, y hasta felicidad y “dulces sueños” con tan sólo comprar una píldora. De hecho la oferta es cada vez más atractiva, de eso se encargan las números publicidades televisas que ofrecen medicamentos como si fueran el último grito de la moda. Pero antes de consumar el acto de consumo, por supuesto debemos tener la necesidad, y esa necesidad es la mayoría de las veces externa, es decir, no nos es propia.
“Las píldoras son una pequeña forma brillante, mejor que cualquier arte minimalista. Están todas diseñadas para ser compradas…vienen de las flores, de las plantas, de cosas de la tierra, y te hacen sentir bien, tú sabes, solo basta tomar una píldora para sentir la belleza”, dice el artista Damien Hirst, en relación a la muestra que inauguró en octubre de 2014 en la Paul Stolper Gallery de Londres, una muestra que, al igual que la de la Inés, también desarrolla la problemática de los fármacos.
El sistema capitalista hace de las píldoras una elaboración profunda basada en el consumo y el entretenimiento, lo cual no es un plan inocente. Los planes de “producción de necesidades” de las grandes corporaciones no desconocen las bases de nuestros comportamientos, y lo que puede esperarse de ellos.
Según el pensamiento freudiano las personas durante la gestación, y luego a través de los cuidados de nuestra madre, experimentamos un estado de completud y de plena satisfacción. Por eso, cuando somos grandes nos queda la sensación de que ese estado de completud o perfección es posible, y nos pasamos la vida buscándolo. Pero hay que crecer, y crecer implica que aprendamos a comprender que la plena satisfacción no existe, que en todo lo bueno hay algo malo, y que eso malo podemos tolerarlo, procesarlo y también transformarlo.
Esa conciencia nos permitirá transitar los procesos de la vida, pensar, elegir, reflexionar y encontrar nuevos modos. Prefiero, una de las series de Inés, nos propone esto. En esta serie Inés elabora el tema desde un lenguaje conceptual: Una de las obras consiste en un cuaderno en el que pegó recetas de psicotrópicos que recolectó durante años y que luego intervino. Al principio intervino las recetas escribiéndoles relatos como si fuera un diario; luego llegaron los “prefiero”: frases como “prefiero llorar” o “prefiero callar”, que rematan las recetas que indican medicamentos como el clonazepam, por ejemplo. Tanto los relatos como los “prefiero” son un contrapunto al medicamento; una indicación más saludable, más natural.
El trabajo de Inés se nutre no sólo de la realidad del día a día, sino también de datos, de libros, películas, vivencias, y diversos materiales. Todo esto y las ideas que ella va elaborando en un momento puntual se juntan en una obra. Es por eso que nos será común encontrar citas reconocibles en sus obras.
No hay dudas que el libro “Un Mudo Feliz” (1932), del escritor inglés Aldous Huxley, ha sido para Inés un medio de reflexión e inspiración. El mundo “feliz” que describe este libro es una historia futurista (hoy no tanto) donde las personas viven una dictadura perfecta con aspecto de democracia; una cárcel sin muros de la que los prisioneros no intentan escapar. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos “tendían el amor de su servitud”.
Un viaje desde la ficción a la realidad, y desde la realidad a la ficción es lo que nos viene a proponer la obra de esta artista, que como muchos otros artistas contemporáneos nos muestra cómo el arte de hoy es atravesado por la vida misma.
Para agendar
La próxima muestra de Inés Miserendino, tendrá lugar en Mendoza, el día 2 de noviembre de 2014 en Casa Colmena.