La carrera de Florencia Aise despegó con inesperada potencia en 2014 cuando expuso en el Art Basel Week de Miami. Desde entonces le llueven invitaciones para exponer en ciudades de todo el mundo, como Mónaco, Amsterdam, Nueva York y Dubai. Además, estará en la próxima feria del Art Basel en Palm Beach.
La revista Forbes la eligió como uno de los argentinos sub 35 más destacados, única artista argentina en esta distinción. Además, casi sin quererlo, salió en el Miami Herald como la chica mejor vestida del Basel, ícono de la moda también para Glam y los medios de New York.
Con simpleza ella se muestra sorprendida de todo y ni siquiera se considera una artista. «Soy pintora, no podría autodefinirme como artista, creo que eso es algo mayor», dice. Sin embargo, sus enormes obras hiperrealistas son parte de colecciones en todo el mundo. La Galería Wynwood 28 de Miami le ofreció representarla en el mercado internacional y es artista también de Onessimo Fine Art. Sus retratos perfectos emocionan a los espectadores: «me pasó que la gente se paraba y lloraba mientras miraba los retratos de mis hijas, me abrazaban y me decían lo que estaban sintiendo, como si conocieran a las chicas», cuenta.
En un atril de su estudio sus hijas van cobrando vida en un hiperrealismo plástico asombroso. Las pinceladas de óleo parecen impresiones fotográficas. Una manito perfecta está a punto de salir del lienzo a la realidad real. La pasión de Florencia es el detalle y en esa búsqueda hay quienes creen que proyecta fotografías sobre el lienzo y va pintando encima. Nada de eso sucede, ella pinta paso a paso sin trucos, su colaboradora nos cuenta que en el Art Basel pusieron una secuencia de fotos mostrando la evolución de la obra para derribar el mito.
«En los retratos intento llegar al espíritu de la persona, por eso cuando me piden trabajos para retratar a alguien, primero voy, conozco a esa persona, le saco unas 300 fotografías, luego elijo unas 15 en las que siento que está mejor representada y se las envío. Después hago el retrato a partir de la foto que ellos prefieren, observando la foto, no proyectándola sobre el lienzo», explica. Y agrega: «Busco la emoción que causa el retrato en grande porque me encantan los detalles».
Además del hiperrealismo Florencia ha incursionado en una serie de collages donde experimenta «la descarga de energías distintas». Sobre planisferios inventados, explora la geografía, las culturas, las religiones y arma con distintos objetos y souvenirs un mundo propio que conforma la obra.
En otra categoría, la serie de vírgenes cambian radicalmente el estilo Aise. Dejamos el hiperrealismo para meternos en un mundo religioso, vinculado a la tradición familiar. Con reconocidas influencias del arte cusqueño y de su primer maestro, Sergio Roggerone, Florencia pinta vírgenes con óleos, objetos y la técnica del collage. Los marcos típicos del Cusco son parte de la obra. «Utilizo elementos como las telas y los botones de mis ancestros, las puntillas que eran de mi abuela, los caireles, todos esos elementos se integran a la pintura».
Las telas y la ropa son un dato que definen también a Florencia. Sin buscarlo ni quererlo ha sido catalogada ícono de la moda. El Miami Herald y Glam la destacaron como una de las mujeres mejor vestidas en el Miami Art Basel. «Soy turca, no gasto, me las rebusco. Y como vengo de una familia de textileros, mi papá todavía usa su turbante y lo podés ver en el pasaje San Martín, invento mis atuendos y busco ropa por internet. En el Art Basel de Miami me había puesto un cinturón de Elsa Serrano que era de mi madre, he comprado vestidos de Oscar de la Renta a 10 dólares en internet. Salí en la revista Caras también con un vestido que me costó 5 dólares. Una vez una mujer en Estados Unidos me gritó “I love your shoes”… y eran unos zapatos viejos de mi madre».
Ahora bien, ¿a quiénes admira esta mendocina que con 32 años tiene una brillante carrera por delante?
«Hoy miro a los contemporáneos como el británico Damien Hirst, lo admiro como empresario del arte. También a Gottfried Helnwein, austríaco-irlandés, maestro del hiperrealismo. En Mendoza he aprendido mucho de artistas como Villalonga o Alberto Thormann» con quienes compartió el grupo de arte La Garita.
Nota Valeria Mendez
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