La carrera de Florencia Aise despegó con inesperada potencia en 2014 cuando expuso en el Art Basel Week de Miami. Desde entonces le llueven invitaciones para exponer en ciudades de todo el mundo, como Mónaco, Amsterdam, Nueva York y Dubai. Pero lo que la ha puesto en boca de todos es que este fin de semana almorzó con el presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada. El suceso ya fue reflejado por los principales diarios del país. Lo que motivó el encuentro fue la obra que Flor le regaló al presidente durante su visita a Mendoza en la última Vendimia: un racimo de uvas Malbec con el estilo hiperrealista que caracteriza a Aise.
La obra que le obsequió al presidente, forma parte de su colección de Uvas, es de técnica mixta (plata y óleo sobre lienzo) tiene 35 x 30 cm y podría costar en el mercado unos 1000 dólares.
«Estoy feliz de esta visita –declaró la artista a La Nación- no voy a dejar que nadie me lleve a ningún lugar político. Fue un encuentro con una persona muy humana; porque hablábamos como amigos, de cosas de la vida de todos. Me encantó eso y verlo tan interesado en el arte, que le gusta mucho y se nota». Flor además confesó que Fernández le escribe de manera permanente. De hecho, el presidente la contactó por Instagram después de recibir el cuadro, y Aise se comprometió a visitarlo cuando estuviera en Buenos Aires, encuentro que se dio esta semana.
En la Casa Rosada tuvo la oportunidad de sentarse en el sillón de Rivadavia, flanqueada por el mandatario. La imagen fue posteada en su cuenta de Instagram como otras en las que se la ve almorzando. «Espléndido es poco» -dice en el posteo – El honorable presidente de la Nación argentina, me invitó a ser parte del ingreso artístico argentino-mendocino, al mundo. Vamos a llevar nuestras obras por el mundo, y mostrar a nuestra preciosa Mendoza, como siempre lo hicimos…. Y en esta foto muestro a @alferdezok caballeroso en todos los sentidos. Gracias por esto y gracias a todos!»
Fernández declaró estar fascinado con esta mendocina que hace un tiempo fue elegida por la revista Forbes como uno de los argentinos sub 35 más destacados, única artista argentina en esta distinción. Además, casi sin quererlo, salió en el Miami Herald como la chica mejor vestida del Basel, ícono de la moda también para Glam y los medios de New York.
Con simpleza ella se muestra sorprendida de todo y ni siquiera se considera una artista. «Soy pintora, no podría autodefinirme como artista, creo que eso es algo mayor», nos contaba en una entrevista que le hicimos para Inmendoza hace un tiempo. Sin embargo, sus enormes obras hiperrealistas son parte de colecciones en todo el mundo. La Galería Wynwood 28 de Miami le ofreció representarla en el mercado internacional y es artista también de Onessimo Fine Art. Sus retratos perfectos emocionan a los espectadores: «me pasó que la gente se paraba y lloraba mientras miraba los retratos de mis hijas, me abrazaban y me decían lo que estaban sintiendo, como si conocieran a las chicas», cuenta.
La pasión de Florencia es el detalle y en esa búsqueda hay quienes creen que proyecta fotografías sobre el lienzo y va pintando encima. Nada de eso sucede, ella pinta paso a paso sin trucos, su colaboradora nos cuenta que en el Art Basel pusieron una secuencia de fotos mostrando la evolución de la obra para derribar el mito.
«En los retratos intento llegar al espíritu de la persona, por eso cuando me piden trabajos para retratar a alguien, primero voy, conozco a esa persona, le saco unas 300 fotografías, luego elijo unas 15 en las que siento que está mejor representada y se las envío. Después hago el retrato a partir de la foto que ellos prefieren, observando la foto, no proyectándola sobre el lienzo», explica. Y agrega: «Busco la emoción que causa el retrato en grande porque me encantan los detalles».
Además del hiperrealismo Florencia ha incursionado en una serie de collages donde experimenta «la descarga de energías distintas». Sobre planisferios inventados, explora la geografía, las culturas, las religiones y arma con distintos objetos y souvenirs un mundo propio que conforma la obra.
En otra categoría, la serie de vírgenes cambian radicalmente el estilo Aise. Dejamos el hiperrealismo para meternos en un mundo religioso, vinculado a la tradición familiar. Con reconocidas influencias del arte cusqueño y de su primer maestro, Sergio Roggerone, Florencia pinta vírgenes con óleos, objetos y la técnica del collage. Los marcos típicos del Cusco son parte de la obra. «Utilizo elementos como las telas y los botones de mis ancestros, las puntillas que eran de mi abuela, los caireles, todos esos elementos se integran a la pintura».
Más recientemente, en una muestra para Plus + Arte de bodega Monteviejo sorprendió con una serie dedicada a las mutaciones familiares contemporáneas. «El énfasis en cada mirada, tan diferente, invita a considerar que si bien podemos ver la misma familia en el lienzo, es más bien la familia con la que sueña cada uno de los personajes: hay tantas familias como integrantes en ella», dice Gastón Cottino sobre la serie.
Las telas y la ropa son un dato que definen también a Florencia. Sin buscarlo ni quererlo ha sido catalogada ícono de la moda. El Miami Herald y Glam la destacaron como una de las mujeres mejor vestidas en el Miami Art Basel. «Soy turca, no gasto, me las rebusco. Y como vengo de una familia de textileros, mi papá todavía usa su turbante y lo podés ver en el pasaje San Martín, invento mis atuendos y busco ropa por internet. En el Art Basel de Miami me había puesto un cinturón de Elsa Serrano que era de mi madre, he comprado vestidos de Oscar de la Renta a 10 dólares en internet. Salí en la revista Caras también con un vestido que me costó 5 dólares. Una vez una mujer en Estados Unidos me gritó “I love your shoes”… y eran unos zapatos viejos de mi madre».
Nota Valeria Mendez
Fotos: Instagram Flor Aise