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Finca Minimal: una inexplicable combinación de sabores para disfrutar

Restaurante de cocina a los fuegos que propone una carta con platos y postres nada tradicionales. Es una experiencia que se completa con microuniversos: vinos orgánicos, tambo, piezas de arte y más.

Finca Minimal es muchas cosas y, al mismo tiempo, ninguna etiqueta le hace justicia. Es restaurante de finca, sí, pero también bodega, tambo, galería de arte, lugar de encuentro y campo experimental. Es una propuesta integral pensada por cuatro socios que eligieron construir “pequeños universos”. 

Es una combinación de elementos que en este rincón de Perdriel encuentran sentido. La propuesta nació como una prueba piloto en octubre de 2023 y, desde entonces, no paró. ¿Sus creadores? Charly Torres, Russo Torres, Luciano Rudman y Hernán Cortegoso. Ellos combinan ideas, varietales, texturas y sabores en una experiencia gastronómica pensada para disfrutar a gusto y ritmo propio. 

“Finca Minimal se llama así por lo que pasa en los micromundos que conviven aquí”, explican y detallan que esos universos incluyen la bodega y el wine shop de vinos orgánicos y naturales propios; el tambo con sus cabras donde elaboran los quesos y derivados artesanales que luego sirven, la cocina con identidad con una carta que cambia al ritmo de los productos de la propia finca. 

Gastronomía: el fuego, el producto y la sorpresa

Aquí se cocina al fuego y al ritmo de la música, con viñedos centenarios recuperados y arboledas que invitan a olvidarse del reloj. La carta de Finca Minimal es una invitación a jugar entre platos salados y dulces que el comensal puede combinar a gusto, o también puede seguir la experiencia sugerida con un menú degustación de siete pasos en cuatro tiempos.

La cocina apuesta por la proteína local (como conejo y pejerrey) y por una gran variedad de vegetales frescos, ingredientes de cercanía local y conservas artesanales propias. De hecho hay frascos por doquier reflejando la cocina mendocina de las abuelas aunque reversionada con la creatividad de los dos chefs: Charly y Russo.

Acá hay pensamiento, técnica y mucha pasión; nada es como lo que uno espera que le sirvan en la mesa. El menú no responde a un maridaje clásico sino a vinos naturales y orgánicos que desafían y potencian al plato, elaborados por el agrónomo Cortegoso. Es un viaje enológico sin intervenciones con Rudman como el «falso sommelier» con total habilidad para contar lo que hay en cada botella.

Experiencia culinaria Minimal

Cada plato parte del producto, del clima y de la finca. Toma forma en la cocina de producción y se termina en la zona de despacho, donde los fuegos danzan y los chefs, le ponen sus toques finales. Por mientras, los comensales esperan en el micromundo dedicado al placer culinario y al arte; se trata de una carpa calefaccionada donde se almuerza, intervenida por los artistas Laura Rudman, Leandro Pintos y Fernando Rosas. Las pinturas y las esculturas en metal y madera no sólo decoran sino que le dan identidad al espacio.

 

Tuvimos la oportunidad de probar el menú degustación por lo que siete pasos desfilaron por nuestra mesa y cada uno nos hizo bailar de la emoción por los sabores distintos, los métodos de cocción combinados y los colores y texturas que daban vida al plato. Comenzamos con la “Sopa de otro pozo”, de cebollas caramelizadas en el horno de barro con un chimichurri cítrico espectacular sobre una sopaipilla que aportaba el crocante perfecto. 

Continuamos con los “The Freaky buñuelos” hechos de lentejas, girasol y repollo crudo, acompañados de crema verde de zucchini con un picor espectacular y una torre de papas bien finas espolvoreadas de ceniza de calabaza. Un lujo. Al pedir la ensalada, la mente imaginó un bowl fresco pero llegó una versión que nos alegró el corazón: “Rojo furioso” es su nombre y parece una obra de arte por las tonalidades y presentaciones de la remolacha, los cítricos y ricota. 

Seguimos con “El gran pez”: una combinación de sopaipilla con pejerrey encurtido, texturas de zanahoria, hinojo y sweet chili de elaboración propia; una oda al sabor, a las combinaciones vinagrosas y a las entradas frescas. 

Y luego, dos platos calientes con reminiscencias a las cocinas italianas y españolas de nuestras abuelas. El “Espiral ascendente” es un rótolo realizado con calabaza bien fina, sin masa, relleno de chivo, cous cous de brócoli y queso de cabra; sabores potentes que supieron combinarlos. Y una paellera con arroz a la leña llamado “Esto es todo, amigos”, con conejo, vegetales y gajos de limón para que el comensal elija ponerlo o no.

“Para el postre siempre hay lugar” dijimos al ver los dos que nos servían. El “Maldición… es irresistible” le hizo causa a su nombre, se trata de un pan de chocolate con crema de café y bananas flambeadas en vermut casero. Y “Pecado original” una espectacular opción dulce con aroma a hogar, se trata de manzana al horno de barro con crema de canela y garrapiñadas artesanales con picor. Combinaciones que se convirtieron en un sí rotundo.

La tentación es válida así que, al momento de hacer tu reserva, anunciando a Inmendoza, obtendrás un descuento del 15% en la carta.

Finca Minimal, una misma pasión

Detrás de esta propuesta están los amigos y socios que hacen de lo diverso una fuerza creativa. Cada uno aporta su mundo propio, y juntos diseñan esta experiencia viva, equilibran los micromundos ubicados en cada rincón de la finca. 

En Finca Minimal todo parece casual, pero nada lo es. Cada plato, cada vino, cada rincón está pensado para invitar a disfrutar, a descubrir y a dejarse sorprender. Como dicen ellos: «Es como si te invitáramos a comer al patio de nuestra casa». Y sí, se siente así: cercano, auténtico y profundamente mendocino.

Está ubicada en la calle Cobos al 4400, Perdriel, Luján de Cuyo. Abre de miércoles a lunes, de 10 a 17 hs. Se reserva a través de su Instagram o al número 261-2058929.

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