En los jardines del complejo encendieron los fuegos con exquisitas opciones gastronómicas que fueron bandejeadas durante toda la tarde esperando el evento estelar.
Mini choripanes, empanadas vegetarianas y de carne cortada a cuchillo, camarones con romero, sándwiches de ojo de bifes, fueron algunas de las variedades.
A la hora de la bebida, el Malbec y Torrontés de Corazón del Sol fueron los seleccionados. Deliciosos.
En la barra, el bartender preparó tres cocktails alusivos al fenómeno astronómico:
Blue Moon (gin, jugo de limón, blue curacao y licor de violetas), Bloody Sun (jugo de naranjas, granadina y vodka) y Sol y Sombra (cognac y anís).
Cerca de las 17, los invitados logramos ver el eclipse con los anteojos 3D (obsequio de la casa) para tener un avistaje cuidado. De fondo sonó Pink Floyd y la hora crucial del fenómeno cobró dimensión en ese incomparable escenario que es el Valle de Uco.
Mientras la luna cruzaba el sol, la luz se polarizó y las sombras en el parque fueron exquisitas. Michaell Evans -co-fundador de The Vines y fotógrafo aficionado- estuvo allí con su cámara para retratar el momento con filtros especiales.
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