Es una isla de ensueño y de película, literalmente. Sus aguas, sus playas, su gastronomía, su pueblo y su gente la tornan encantadora. Una irresistible tentación para quienes cierran los ojos y se imaginan escapando a vivir rodeados de mar, en alguno de sus paradisíacos rincones.
Hablamos de Skópelos, la isla escenario del filme “Mamma Mía!” -ese musical que evocó las canciones del grupo sueco ABBA e hizo vibrar a todos en las butacas de un cine- y destino de muchas parejas que eligieron para casarse el peñasco que acoge a la capilla Aggios Ioannis, romantiquísima locación de la película donde transcurre una boda.
La isla es así, tal como se la muestra allí: luminosa, verde, variada, divertida. Es conocida como la isla verde y azul debido a los enormes bosques de pinos que se extienden hasta sus aguas cristalinas. Está ubicada en el Mar Egeo occidental y pertenece al archipiélago de las Espóradas Septentrionales. Se encuentra entre las islas Skiathos y Alonisos y tiene una superficie de 95 km². Es apenas más grande que Mïkonos y más pequeña que Santorini, otras dos islas de visita obligada cuando se viaja a Grecia. Tiene alrededor de 6000 habitantes y además del turismo desarrolla actividades comerciales, agricultura, pesca y servicios.
En la isla sintonizan en perfecta armonía la vasta belleza de sus parajes vírgenes y las tradiciones con la visita de miles de extranjeros de todo el mundo. Además de exquisitas playas, calas y colinas, Skópelos ofrece iglesias, monasterios y sitios arqueológicos para visitar. Sus hermosas casas antiguas -pintorescas y de vivos colores- y sus mágicas puestas de sol seducen los sentidos de cualquier viajero.
Skópelos town está situado al sur de la isla y es la puerta de entrada de los visitantes que llegan en barco (única forma de acceder, mediante ferry o en hidrofoil, desde Agios Constantinos, Cime o Volos o desde la isla vecina Skiathos). Cuenta con todas las instalaciones de una ciudad principal. Allí los hoteles, bares, restaurantes y tiendas de artesanías, accesorios, joyería y prendas invitan a un paseo entretenido cada tarde al ponerse el sol. Por las callejuelas estrechas y los balcones floridos entre cuestas y peldaños se filtra la rutina amena de sus habitantes, que siempre tienen una sonrisa y un “yassou” (hola en castellano) en sus labios. En lo más alto del pueblo se encuentra el barrio del Castillo, donde se conservan los restos de un castillo veneciano del siglo XII, sobre las ruinas de una antigua acrópolis.
Con igual belleza aunque algo más pacífica, la ciudad Glossa, -segunda después de Skópelos town-, es la villa donde residen muchos habitantes que trabajan en el pueblo. Está situada a 30 km de Skópelos, sobre un lugar montañoso y tiene vistas mágicas, cálidos moradores, plazas, calles encantadoras y costumbres arraigadas que da gusto experimentar.
Otro de sus atractivos es Loutraki, el segundo puerto de la isla. Un asentamiento con algunas de las más visitadas tabernas y una magnífica iglesia bizantina. Este lugar es reconocido por sus talleres de alfarería y los hornos en que se secan las ciruelas. Cerca de allí Agnondas, también un puerto muy popular entre los isleños en verano.
Para los que desean conocer sus capillas, se destacan la de la Santísima Virgen, San Nicolás, la de Nuestra Señora de la Anunciación y la de San Atanasio, así como los monasterios de Nuestra Señora, Kazolikon y Timios Prodromos. Sobre el este se erige imponente la ermita de San Juan (Agios Ioannis) en la soledad de un impresionante acantilado. Éste es el lugar que desde el mítico filme “Mamma Mía!” ha sido elegido para contraer nupcias en ceremonias civiles y religiosas. Sus más de 200 peldaños hasta llegar a la cima impactan en el recorrido nupcial con inexplicable belleza.
En la isla se puede visitar el Museo de Artes Populares, ubicado en la casa natal de Pavlos Nirvanas, un famoso escritor griego, donde se hallan objetos de arte tradicional griego. El resto es puro placer: playas de todo tipo y pequeños caseríos, tiendas y tabernas en sus alrededores.
Una interesante excursión es visitar la pequeña islita de Glisteri, con su cueva de Tripiti en una barca. Desde el pueblo de Skópelos parten embarcaciones a los golfos del sur de la isla, Stafilos y Agnontas. Desde aquí, acercate al cabo Amarantos, un extremo de única y magistral belleza.
También se destacan las playas de Panormos, Milia, Agios Ioannis, Glisteri y especialmente Castri, Limonari (de finas arenas blancas) y Velani (de larga tradición nudista). Las calas escondidas alrededor de toda la isla – a muchas de ellas imposibles de acceder mediante los caminos, solo en botes- brindan soledad, privacidad y tranquilidad absoluta.
Agencias de viajes, operadores de turismo y hoteles de variadas categorías aseguran al visitante vasta información y una amplia gama de opciones para no perderse nada. Casas de familia y villas típicas de gran categoría también se rentan por días o semanas.
Finalmente, en materia gastronómica la isla tiene un abanico interesante de tabernas, bares y restaurantes de clase que ofrecen típicos platos griegos, isleños, mariscos o cocina internacional. No dejes de ordenar como entrada, cheesse pie de Skópelos y el “tzatziki,”, una exquisita preparación a base de yogurt, pepinos, ajos asados, aceite de oliva, limón y menta fresca picada.
Las noches de fiesta, con música griega, clásica, internacional o jazz también tienen su espacio de privilegio dentro de Skópelos, solo hay que saber buscarlos. Para eso, nada mejor que entregarse a su gente y con un poco de intuición, dejarse guiar por algún isleño con ganas de divertirse: pasarlo bien en Grecia, está asegurado.