Hace un tiempo Emmanuel Cusnaider comenzó una transformación personal, una nueva forma de ver la vida que decantó en una metamorfosis en su obra. Luego de dedicarse durante dieciocho años a la producción de arte bizantino, el artista se alejó por completo de la temática religiosa y se volcó hacia una estética que oscila entre lo abstracto y lo figurativo, utilizando diversos materiales como óleo, carbonilla y acrílicos.
«Siempre tuve una inclinación hacia lo espiritual, a estar solo, a la meditación…y la religión entra en mi vida también por eso. Empecé mi camino religioso y así conocí el arte bizantino. Me atrapó mucho y me fui dedicando, pero con el tiempo vi cosas que no me gustaron y empecé a alejarme. Sentí que no era para mí», confiesa el artista.
«Fue una decisión súper difícil que me llevó casi tres años. Yo tenía un negocio montado. Tenía alumnos, tenía clientes, años de clases de pintura, daba cursos…Y me costó porque deshice un camino que se llevó dieciocho años de vida. Costó, pero ya no podía seguir haciéndolo».
Cusnaider reinició su camino en el arte desde una perspectiva nueva. En diciembre de 2021 Emmanuel decidió emprender un viaje personal y, en ese trayecto, descubrir qué quería hacer con la pintura. «Ha sido un año difícil, pero ha sido el mejor año de mi vida porque realmente me encontré conmigo mismo y siento que estoy haciendo lo que me representa».
El arte estuvo presente en su vida desde muy temprana edad. «De parte de mi mamá, mi tío fue artista plástico, estudió en la Universidad de York, y mis tías también pintaban. Mi papá era un gran aficionado al arte, por lo que mi casa estaba llena de cuadros, desde chiquito me llevaba a exposiciones y fui creciendo con toda esa sensibilidad. Después me fui dando cuenta que mi manera de expresarme en el mundo era a través de la pintura, el dibujo y la escultura», cuenta Emmanuel.
Hoy su producción artística se enfoca en la abstracción sin dejar de lado la figura humana en toda su expresión. El desnudo, sobre todo femenino, es clave en sus creaciones. «De alguna manera la figura humana siempre estuvo presente en mi obra, eso puede ser un denominador común entre lo que hacía antes y lo que hago ahora».
«La transformación es un proceso doloroso y lo he expresado a través de la plástica en colores puestos con el pincel como manchas, en figuras humanas que van apareciendo…sobre todo la mujer. Pero estas figuras van apareciendo con cuerpos incompletos. No hay una anatomía clara y definida, sino que está desdibujada, y eso es una manera de expresar lo que me ha ido pasando. Me siento roto y pinto esta realidad que está rota, fragmentada».
El estado emocional y psicológico de la persona es una temática que lo interpela. A través del movimiento, el color y las texturas, Emmanuel expresa los distintos estados de ánimo del Ser.
«Para mí el color tiene una fuerza simbólica muy grande. Expresa mucho los sentimientos y las emociones. Actualmente manejo una paleta de colores más pasteles, como grises coloreados. Eso da como resultado cuadros más luminosos y me parece que esos colores que utilizo tienen que ver con la búsqueda de la paz interior», analiza el artista.
El pintor aborda su obra desde la intuición y la percepción. Los sentimientos y las emociones cumplen un rol fundamental en su proceso creativo. «Antes encaraba mi trabajo desde la razón, desde la idea. Había una idea clara, un mensaje que transmitir y se hacía a través de símbolos, colores y formas. Hoy me dejo llevar, no parto desde una idea y lo que sale, sale. Para mí esa fue una experiencia sanadora que me permitió encontrarme con lo que estaba sintiendo y pensando».
Emmanuel reconoce como principal fuente de inspiración la búsqueda de sí mismo. «La inspiración viene principalmente de adentro mío, por el momento de tanta introspección en el que estoy. Me inspira la incertidumbre, la búsqueda…Durante mucho tiempo viví la vida viéndola desde un paradigma y todo eso se derrumbó y hay que edificar todo de nuevo».
¿Cómo te sentís respecto a esta nueva etapa en tu carrera y en tu vida?
Estoy súper entusiasmado. Estoy contento. Siento que me puedo expresar. Por eso los lienzos grandes, no son un capricho porque sí. Hago cuadros de gran formato porque sentí la necesidad de expresarme totalmente. Antes trabajaba con obras más chicas y sentía un espacio muy limitado. Enfrentarse a un gran lienzo es una experiencia que te abarca todo el cuerpo, vos no pintas solo con los dedos, sino que lo hacés con todo el cuerpo. Te tenés que agachar, que alejar…yo bailo mientras pinto. Me inspira mucho el action painting, me gusta la fuerza de expresión de esas obras, los colores vivos y cómo está pintado.
Actualmente es posible disfrutar de la obra de Cusnaider en La Casona, la galería de arte de Bodega Los Toneles, donde expone hasta el 20 de diciembre. También se puede visitar su atelier -siempre con cita previa- ubicado en calle Tiburcio Benegas 881 de Ciudad.
Retratos: Agustina Agost