Karl Lagerfeld volvió a hacerlo. No hay dudas de la capacidad de asombrar que tiene este enorme diseñador. El director creativo de Chanel desde 1982 presentó su última colección prêt-à-porter en la más reciente Semana de la Moda de París.
Para el desfile, transformó uno de los edificios icónicos de la ciudad, el Grand Palais, en un lujoso supermercado. Sí, ¡un supermercado!
El “Grand Palais des Beaux-Arts”, también llamado “Grand Palais des Champs-Elysées” y popularmente conocido solo como “Grand Palais”, (en español “Gran Palacio de las Bellas Artes” o “Gran Palacio”), es un edificio icónico de París, situado en los Campos Elíseos, que conforma un entorno monumental conjuntamente con otras edificaciones.
Quienes van a un desfile de Chanel nunca saben lo que pueden encontrar, más allá de la pista que proporciona la invitación que reciben días antes del evento. En esta ocasión, la tarjeta rezaba «Chanel Shopping Center», una información básica pero insuficiente para imaginarse que bajo la cúpula del Grand Palais se habían reconstruido los pasillos, góndolas, mostradores y cajas para pagar de un glamoroso supermercado. Todo perfectamente organizado como un súper real.
Solo hacía falta fijarse en los nombres de los artículos que estaban supuestamente a la venta para ver hasta dónde llega la influencia de Chanel. En la sección de bebidas, el público podía encontrar botellas de vino con la etiqueta «Château Gabrielle», en referencia a la fundadora de la casa, o gaseosas de nombre «Tweed Cola», en un simpático guiño a uno de sus tejidos más representativos. Arroz “Coco Rico”, cereales “Coco Flake’s”, aceite de oliva “La Gabriell’e”, jamón “Jambon Cambon”, té “Tweed Tea”, detergente “Coco Carbone” y más…
Momentos antes de que empezara el desfile, las clientas de la “maison” y los periodistas presentes recorrieron el espacio y se sacaron fotos junto a las góndolas de estos productos marca Chanel, mientras que en las paredes colgaban carteles que, en vez de ofrecer descuentos, proponían incrementos de precios.
Para llevar la simulación del supermercado hasta el final, las modelos llevaron carritos y canastas metálicas decoradas por Chanel, en las que habían metido sus bolsos y carteras. Así desfilaron, por los coloridos pasillos. Y cuando terminaban de recorrer la pasarela, las chicas fingían hacer las compras, ante la hilaridad del público.
En cuanto a la colección, se vio mucho «tweed» y «glitter» en abrigos oversize y en conjuntos de chaqueta y falda, o con “crop tops» haciendo juego, como la indumentaria para hacer ejercicio en un gimnasio. Con agujeros, como si estuvieran desgastadas por el uso, las cancanes se llevaron con calzado deportivo.
Ya en la última colección de alta costura, Chanel había advertido que las zapatillas pueden ser muy elegantes (o al menos cool). Por eso, en el prêt-à-porter insistió con esta máxima. Esta vez incluyó colores flúor y hasta desarrolló un modelo de zapatilla deportiva ¡de caña alta!
Sublime y eficaz, durante el desfile se colapsaron las redes sociales con el hashtag #ChanelShoppingCenter.