Huentala Wines nació en el valle de Gualtallary, junto al volcán Tupungato. Julio Camsen, su creador, inauguró en 2019 un impactate parque de esculturas entre viñedos. Con el legado de su padre y su abuelo por los viñedos y el vino, avanza con la marca que desde 2020 se posiciona en Luján de Cuyo con viñedos de altura en un terroir inédito: El Salto, en Potrerillos.
El proyecto cuenta con José “Pepe” Morales como principal enólogo y el ingeniero agrónomo Alberto “Toti” Benenati. Además recientemente se concluyó un minucioso estudio de suelos con el geofísico Guillermo Corona.
Con la entrañable pasión que lo motiva a embarcarse en nuevos proyectos y a seguir invirtiendo en su amada Mendoza, Julio se animó a un nuevo desafío que esta vez invita a descubrir un nuevo terroir a 1.800 msnm. Se trata del primer viñedo en El Salto, Potrerillos donde se han plantado Malbec, Chardonnay, Sauvignon Blanc, con la posibilidad de cultivar también Pinot Noir este año.
El predio de 7 hectáreas, que hace más de 20 años es un lugar donde la familia Camsen disfruta asados y cabalgatas en familia y con amigos, se convirtió también en un nuevo escenario para continuar en el camino de la elaboración de vinos premium de altura.
Argentina tiene territorios extremos como los Campos de Payogasta, en los Valles Calchaquíes salteños. Allí, a tres mil metros de altura donde crecen los viñedos más altos del mundo y son parte de la bodega más antigua del país.
A 18 kilómetros de Payogasta, en el departamento de Cachi, y a 140 km de la ciudad de Salta, se encuentran los viñedos de altura (certificado por el libro Guinness) de la bodega Colomé, fundada en 1831 por el gobernador español de Salta, Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar. En 2001 el millonario suizo Donald Hess compró el establecimiento vitivinícola.
Otra de las fincas salteñas que produce vinos de altura es Tacuil de la familia Dávalos, a muy escasos metros de Colomé.
Los vinos de altura son un producto exótico, muy valorado por los expertos. La calidad de estos vinos proviene de las condiciones en las que se desarrollan las vides. Las uvas obtenidas en terruños altos reciben mayor radiación solar y están expuestas a una gran amplitud térmica, lo que hace menos necesaria la utilización de pesticidas. Otro detalle importante son los suelos pedregosos que permiten un mejor drenaje del agua.
Es un hecho constatado que las uvas procedentes de tierras altas tienen más calidad: la radiación solar es mayor, la diferencia térmica entre el día y la noche es mayor, los vientos de altura proporcionan una mayor sanidad de la uva, lo que permite un tipo de viticultura que no necesita recurrir a pesticidas; a mayor altitud los suelos son más pobres y pedregosos, por lo que permiten un mayor drenaje para la vid. La capacidad fotosintética en un viñedo depende de la radiación solar y de la máxima superficie foliar expuesta, lo que favorece claramente al viñedo de altitud. Los principales compuestos fenólicos del vino son los antocianos y taninos; los antocianos son los responsables del color en el vino tinto, y se encuentran en la piel de la uva; los taninos son los responsables de la estructura y astringencia, y se encuentran en la piel de la uva y en las pepitas. La baya de uva sintetiza estos compuestos fenólicos, además de los compuestos aromáticos, en respuesta a una situación de estrés de la cepa como puede ser el estrés hídrico, las radiaciones ultravioletas y las diferencias de temperatura, características que se consiguen en viñedos de altura, con lo que se obtienen vinos de máxima calidad.