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El laboratorio culinario de Elea Di Lorenzo

Esta chef veggie descubrió que la cocina es un arte por eso la narra, la diseña y crea un Food Styling asombroso.

Elea Di Lorenzo ha trazado un camino singular en el mundo de la gastronomía, fusionando su amor por cocinar con el arte del Food Styling. Nació en Mendoza y su profesión, o mejor dicho, sus elecciones profesionales, la han llevado a diferentes partes del mundo donde se fue nutriendo de personas y de conocimientos que le iban marcando su próximo destino. 

Actualmente reside en Suiza, ama hacer pastelería y crear conceptos culinarios que celebran la cultura vegetal y el producto local orgánico. Su formación culinaria en nuestra provincia fue el primer paso de un viaje lleno de sabor y descubrimiento.  

Pasó por Buenos Aires, México, París y ahora -desde hace 8 años- vive en Ginebra. Fue productora gastronómica en El Gourmet para Latinoamérica, trabajó en restaurantes con alta cocina; hace contenido audiovisual, es estilista culinaria para editoriales francesas, da cursos de cocina, tiene su propio catering, crea identidades visuales a clientes y este año debutó como propietaria de un local gastronómico: 1000 Bulles, un bar de waffles ubicado en una de las avenidas principales.

Elea es una creativa de la gastronomía, quien encontró su verdadero llamado en el Food Styling y la creación de contenido pero que nunca deja de tener «las manos en la masa». 

El laboratorio gastro de Elea Di Lorenzo

Para esta mendocina, la cocina es una forma de arte y su meta es que cada plato sea visualmente atractivo y también evoque recuerdos y provoque emociones. «Deseo que las personas sientan la misma emoción que yo siento al cocinar».  

Su enfoque se centra en personalizar la apariencia de las marcas, selecciona accesorios y fondos que reflejen ánimos y narren historias. Sus imágenes resaltan colores y la luz natural guía sus sesiones y las ediciones.

«Mi fuerte es la creatividad y la sostenibilidad, dejando espacio para experimentar con formas, luces y texturas», enfatiza. Y todo esto sucede en su propio estudio donde cocina, da clases y crea el contenido audiovisual de sus clientes. «He montado un laboratorio culinario».

«La comida pasa por los ojos y en eso hay que hacer hincapié cuando uno piensa en el estilismo culinario. Es todo un proceso de construcción en el que se trabaja con los ingredientes, con los elementos para decorar y sabiendo qué se quiere comunicar».

El Food Styling que vemos en tu web y en tus redes es realmente tentador…

Mi estilo es muy orgánico, me gusta trabajar con flores, con elementos de la naturaleza. Es algo más etéreo, sin grandes impresiones pero haciendo foco en el hacer salivar a la persona que ve la foto o el video; que a una receta den ganas de mirarla y hacerla al mismo tiempo. 

Herencia cuyana en la gastronomía de Elea

El legado de Mendoza es palpable en sus recetas. Ella siente una profunda conexión con su herencia culinaria, de hecho, lleva muchos de esos sabores y recuerdos a sus platillos. Los fusiona con preparaciones tradiciones del lugar donde esté y con las técnicas culinarias modernas.

«La cocina aprendida de nuestra familia es la que siempre nos influye. Hay platos de mamá, como el tomaticán, que logré incorporarlo reversionado en un menú de pasos en un restaurante de Ginebra», comparte la chef que desde hace más de 10 años es vegetariana.

«Tengo mucha influencia de la gastronomía argentina que a la vez, está influenciada por muchas otras gastronomías europeas. He nacido con la capacidad de entender qué se puede fusionar. Lo que me interesa de un plato es hacer volver al recuerdo», comparte. 

Con tantas influencias… ¿cómo definis tu estilo de cocina?

Cocino como me gusta comer… Mi estilo es de cocina mediterránea, me gustan sus sabores y las especias; una cocina de producto con opciones frescas, estacionales, locales y orgánicos. Me siento afortunada por tener muy buen sentido del gusto y del olfato, me ayuda a apreciar mucho más los ingredientes. 

¿Y cuánto hay de emoción en tus platos?

Un montón. Yo me considero una persona muy emocional, se me nota y no lo escondo como tampoco mis platos ni mis fotografías. Todo refleja su toque propio y una emoción. De hecho, juego a ver qué produce mi gastronomía en las personas, si le transmite mis sentimientos u otros. 

Mirando hacia Mendoza y hacia el futuro 

«Cada vez que regreso a la provincia me sorprende la creatividad de la nueva generación de chefs, son más inquietos y tienen otras búsquedas. Hay un aire fresco que está cambiando el panorama», dice Elea, quien estuvo en Mendoza en 2021 y está ansiosa por volver. 

«Estoy muy curiosa de ir a probar las nuevas experiencias que estoy viendo. Quiero dejarme deleitar porque creo que está en un muy buen nivel; la cultura del producto ya está instalada y hay muchas técnicas modernas que se ponen en práctica».

En cuanto a su futuro, Elea está lista para seguir innovando, creando recetas y estilismos. Su historia es un recordatorio de que la creatividad y la pasión por la gastronomía, pueden convertirla en arte. Desde Mendoza a Ginebra, su viaje culinario sigue uniendo sabores, historias y emociones. Conocelo en www.eleadilorenzofood.com

Fotos: Hiram Di Lorenzo

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