Tienen una dinámica especial y seguidores que los frecuentan cada fin de semana. Escondidos entre los cerros de Cacheuta o Puente del Inca, en la vieja Ruta 40, en Agrelo o en Chacras de Coria, están las barras de esos bares poco conocidos pero que son rincones de culto para sus fans.
Electro fiestas en El Club del Riel. En Cacheuta, en el pueblito que crece frente a las termas, los viernes y sábados del verano explota la música electrónica en diferentes ciclos que lideran DJ´s invitados de todo el país. Las sesiones se extienden más allá del amanecer, al que muchos esperan con gafas de sol y repelente. El Club, construido en piedra con detalles en hierro y madera, tiene diferentes espacios: un sótano, un patio abierto con un sector de sillones, estacionamiento, barras y una terraza donde también se disfruta de sonidos increíbles, bajo las estrellas y rodeados de los cerros de Cacheuta. Si la noche se hizo larga también hay lugares alrededor para pernoctar sin correr los riesgos de la vuelta. El Club del Riel lidera la escena under de la electrónica.
Collasuyo. El bar andino que revoluciona la movida de Puente del Inca y alta montaña es el refugio perfecto para turistas que van de paso, andinistas que suben el Aconcagua o esquiadores. Atendido por su dueño Alejandro se sirven tragos excelentes, platos suculentos y chocolates calientes. El bar está ambientado con elementos eclécticos que mezclan la cultura andina, el arte, los libros y hasta un sillón de barbería para los que quieren estar más que cómodos. Noches de cultura, fiestas bajo las estrellas, y la apertura de la temporada de esquí suelen celebrarse en su barra. Su síntesis es: trekking, fogón, fiesta, Dj Set.
Prímula, la Cantina Ferroviaria. Para tomarse un Cinzano con naranja al paso. En Perdriel, sobre la calle Olavarría, esta cantina perdida en el tiempo revive las costumbres ferroviarias. Ambientada en una antigua casa de adobe, con objetos del siglo pasado como carameleras, tocadiscos con vinilos, mesones de campo e insignias del ferrocarril, también tiene una habitación decorada como un set de película retro. Prímula ofrece comidas criollas o cocina argentina con productos regionales de un menú que cambia todas las semanas, a cargo del chef Emiliano Schenone. Abierta todo el año, de martes a domingo, de 10 a 18, se puede almorzar o degustar vinos y tragos preparados por Daiana.
Giramundo. Cruzando el puente colgante de Cacheuta, a la derecha, una puerta amarilla, roja y verde es la única señal. Los colores en franco homenaje a Bob Marley sientan la bandera del reggae como el estilo musical de la casa. Alrededor, palmeras, montañas, río y un escenario perfecto para fiestas de verano, con luna llena, música latina y mojitos a la orden. Aquí también tocan DJ´s invitados. Giramundo va por su décima temporada y este sí es un lugar que abre su puerta cuando la temperatura sube, en verano, los sábados a partir de las 22. Habrá que esperar el próximo diciembre.
Bandidos rurales. El restó bar de la estación de trenes de Cacheuta abre de martes a domingo al mediodía, y los viernes y sábados también de noche. Comidas regionales muy recomendadas y tragos nocturnos a los que suman en las noches con luna llena, las bajadas de rafting por el río.
La Estafeta. Disco pub que abrió sus puertas hace unos años, en la antigua estación postal de Pareditas, en San Carlos. Es una esquina muy particular que se enciende solamente los viernes y sábados por la noche para darle espacio escénico al rock mendocino. El bar integra los circuitos Pueblo de Barro y Bares de la Campaña o Bares de la Vieja Ruta 40.
Barijho Beer & Garden. El patio cervecero que se instaló en el predio de La Misión Alfoz, en Chacras, es parada obligada para los “birreros”. Cervezas en jarra, rojas, rubias y negras, artesanales y extranjeras se sirven muy heladas de martes a domingo, desde las 19. Carpa + jardín + deck y una barra invitadora ponen a Barijho en la escena de las fiestas y los bares del verano con muy buena música.
