A los 16 años, Daniel Ciancio decidió que la escultura iba a ser su medio de expresión, compensada siempre con el dibujo y con otras maneras de interactuar con los materiales. Y hoy, con 52, esa curiosidad de ver cómo reaccionan los materiales sigue siendo el hilo conductor de su obra.
«Verás que sigo siendo figurativo», comparte el artista plástico mientras recorremos su muestra Materiales Nobles, y charlamos de sus obras realizadas en piedra, madera y metal, su materia prima favorita.
«La madera ocupa un lugar importante en mi obra y la piedra apareció en el último tiempo. Es un gran desafío por su dureza y por la complejidad que tiene el sacar solamente el material correcto para llegar a concretar la pieza que se tiene en mente».
Daniel resalta el alto nivel físico que requiere trabajar con piedra, la fuerza utilizada y los golpes dados van desgastándolo por eso bromea al decir que aprovecha este momento de la vida para hacer esculturas de, por ejemplo, tres metros de ancho por un metro de altura. «Hay piedras que pesan una tonelada, las trabajo de a poco y van tomando forma… ya en mi vejez me dedicaré a la pintura», dice entre risas.
Materiales nobles hasta el final
Ciancio disfruta de viajar en su camioneta por las rutas argentinas y siempre está listo para encontrar oro en polvo natural, es decir, el material que lo inspira para hacer una nueva obra de arte. La caja de herramientas y hasta la motosierra son elementos infaltables en sus salidas porque nunca sabe dónde encontrará algún bloque que le interese, un tronco de árbol caído o un trozo de metal que terminarán componiendo una figura.
Las maderas elegidas para trabajar suelen ser del norte, duras, dentro de la gama de los quebrachos, algarrobos y algunos palos santo. «Cortar un árbol vivo a mí no me sirve porque necesito que la madera esté estacionada y que tenga un determinado tiempo de secado para poder trabajarla», dice.
En el caso de las piedras, ha llevado a su casa-taller algunas de Córdoba como el granito con el que hizo la obra «Rodetes rosas» o de San Juan, como el travertino con el que realizó «Frente al mar». «Les debo hacer una especie de control antes de cargarlas. Con un martillo le golpeo la superficie y ahí me doy cuenta si servirá. Puede que se rompa en grietas imperceptibles y me deje a mitad de un proyecto».
Respecto al metal, utiliza láminas de chapas que se golpean incansablemente sobre superficies cóncavas y sobre esferas de metal (convexo); es la soldadura la que se encarga de fundir los recortes y lograr la anatomía requerida.
El secreto de Daniel Ciancio está en su proceso productivo, cada vez le resulta más atractivo dejar a las obras en un aparente abandono para que así maduren ellas y él. El desafío está en continuarla, asegura.
«Trabajo varios proyectos a la par lo que me permite descansar de esa intencionalidad inicial que con toda la efervescencia aparece. Llega un momento en el que es necesario un impasse, darme un descanso y dárselo a la obra porque cuando quedan en ese letargo maduran y conmigo sucede algo similar, yo voy viendo otras maneras de introducirme en las formas».
Con el paso del tiempo, el artista plástico ve con otra perspectiva y reconoce un resultado más beneficioso que si tuviera que cumplir con fechas de entrega. «Suceden cosas particulares, las maderas sacan vetas de tonalidades muy distintas a su color natural, como grises, verdes azulados y hasta rosas».
Él confía en la trascendencia y el paso del tiempo de estas materias primas porque, en muchos casos, son inalterables. A las maderas les hace una especie de recubrimiento con ceras cuando considera que la obra está próxima a definirse y recomienda no dejarla a la intemperie.
La cultura huarpe presente en la obra de Daniel Ciancio
El escultor seleccionó para esta muestra varias obras que reflejan la cultura huarpe, las formaciones familiares y hasta personajes infantiles porque han ido apareciendo en su vida personal y tuvo la necesidad de llevar esas vivencias a la materialidad.
Daniel y su compañera de vida son trabajadores de campo, van al desierto lavallino para compartir con las comunidades y enseñarles a diseñar y a utilizar la cerámica, algo que despertó gran interés.
«Las personas descubren que se puede realizar infinidades de objetos utilitarios y/o expresivos», comparte quien suele ir cambiando los títulos de sus obras porque considera que éstos condicionan al espectador.
Ciancio es un apasionado por las esculturas, de hacer todo con sus propias manos. Perder la noción del tiempo trabajando entre sus materiales nobles «es muy placentero y raya la obsesión», declara.
Tal es su amor por lo que hace que, todos los viernes (de 17.00 a 19.00), Daniel espera a los espectadores de su muestra para mostrarles cómo hace su trabajo en vivo. La exposición se encuentra en Aristóbula Casa de Arte (Aristóbulo del Valle 332, Ciudad). Podrá visitarse hasta el 04 de agosto.
Nota: Romina Scatolon / Fotos: Agustina Agost