¿Saben qué? A veces no importa tanto cómo está el día. Mucho más importa la manera como lo decidimos empezar. ¿El clima que anuncia el pronóstico no es el que esperábamos? ¿El día es gris y desabrido? Bueno, quizá sea cuestión de darle color, de darle sabor.
Y, quién ha de dudarlo, un buen desayuno es capaz de iluminar el día, de darle un gusto diferente a los primeros sorbos del amanecer.
Para estos tiempos de primavera dudosa, el restó María Antonieta (Belgrano 1069, Ciudad), propone una carta variada para desayunar, que junto con su ya elogiada ambientación y la calidad de su cocina lo posicionan como uno de esos lugares recomendados para mejorar el día.
Hablábamos de diversidad de opciones para desayunar y fuimos a probar distintas alternativas y combinaciones para la primera comida de la jornada y, ciertamente, fue difícil elegir una sola para poner en la cima.
Pero para empezar, por qué no, podríamos animarnos a desayunar los huevos Benedict o Benedictine que se preparan en la cocina comandada por la chef Vanina Chimeno. Una preparación (huevos poché, pan, jamón) que no sólo nos deleita con su intenso sabor, sino que nos permite estar bien alimentados por varias horas. No hay que dejarse llevar por la costumbre más sudamericana de probar estos alimentos sólo con jugos, hay que convertirlo en parte del desayuno que conocemos y acompañarlo con café, té u otras infusiones. Creo que de esa manera se disfruta más. Eso sí: es preferible comerlo en el interior del restó, para evitar que se nos enfríe rápidamente.
Si nos resistimos un poco a esa opción muy propia del desayuno (norte)americano, quizá podemos virar a lo británico, con los scones del lugar, unos bizcochitos que se sirven acompañados por queso crema y dulce de pera. Una propuesta también ideal para las mediatardes, sobre todo si se acompañan por el té con saquitos hechos a mano de De Mi Campo. Sugerencia: probarlo con el té de cedrón.
Imaginábamos al comienzo que la mañana no era inspiradora y que quizá el desayuno nos mejorara la percepción de la jornada. Pero podemos imaginar que el día sí nos acompaña y amanece con ese sol tan mendocino que bien valdría la pena patentar. Pues, en ese caso, la primera recomendación es desayunar en la vereda de María Antonieta, frente al paso del Metrotranvía y con una vista que nos permite también apreciar la hermosa avenida Emilio Civit.
Allí tal vez podemos, entonces, preferir una desayuno con café con leche y los carnosos croissants, de generoso tamaño, que integran también la carta. O, para quienes gustan de un sabor más dulzón, pueden pedir a ojos cerrados la tarta de manzana, quizá en ese caso junto a un capuchino. O, por qué no, de los jugos (naranjas o frutos rojos) que también aparecen como alternativas. Todo para conseguir que el inicio del día sea tan bueno que nos dure, digamos, unas 24 horas.
[authorbox authorid=»11″ title=»123456789″]