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Experiencia de sabores en el laboratorio coctelero de Charco

En el bar que combina lo andino con la psicodelia hay un pequeño laboratorio donde se fusionan y se crean sabores para que la experiencia coctelera sea excelente. Enterate de todo en esta nota.

Con creaciones cocteleras que combinan arte y ciencia, así como tradición y técnica, Charco ofrece una distinción en su servicio de coctelería: un laboratorio, que es una pequeña cocina, donde sus barman investigan, cocinan, hacen tinturas y juegan con los tragos.

“Todo surgió con la idea de que existiera la posibilidad de contar con un espacio físico para producir y no caer en la producción sobre la barra o en la cocina. Tiempo antes el bartender solía producir en la cocina sobre el cocinero, contaminando ambas cosas”, cuenta Sebastián Ortega, jefe de barra en Charco y referente mendocino de la coctelería.

En Charco, todo el servicio está capacitado para contar lo que trae el trago, siempre y cuando el cliente quiera escuchar eso. Es una realidad: hoy la gente valora más el cóctel y su producción.

Los martes son los días elegidos para hacer la producción semanal de los cócteles que ya están en la carta y de vez en cuando suman los jueves. La carta cambia dos veces por año generalmente, de modo que los tragos son muy pensados. Sin embargo, no tienen un maridaje establecido, si no que recomiendan al cliente en la mesa.

De los productos se encarga una persona fija, que hace todo un recorrido local y lleva a Charco la mejor selección. Por ejemplo, revela Seba que la menta hidropónica con la que cuentan es excelente: conserva el mismo sabor y frescura en todo momento.

¿Qué pasa en el laboratorio de Charco?

Seba nos cuenta que se juntan con todo el equipo y empiezan a tirar ideas. Investigan ingredientes, entienden dónde funciona mejor y ahí empiezan a armar la estructura de un cóctel. Después, lo prueban todos de manera de verificar que en distintos paladares funciona bien.

Allí, es una constante de prueba y error. Por ejemplo, hacen las cocciones; los almíbares, con 100 ml de agua, 50 g de azúcar y la fruta que se necesite en el momento; y también los cordiales, que son jugos de frutas filtrados, sin nada de pulpa.

Aparte, no podemos dejar de mencionar dos elementos que hacen posibles las preparaciones. En primer lugar, el termocirculador, un dispositivo indispensable que calienta y hace circular el agua, manteniendo una temperatura constante durante todo el proceso. Luego, el sellador al vacío, producto esencial ya que sella los ingredientes en bolsas herméticas, garantizando una infusión o extracción óptima. 

Por todo esto, es que los cócteles de su autoría rompen con lo común y llevan toques creativos. Resulta imposible hablar de alguno en especial, todos llevan su mística y su personalidad, su investigación y su trabajo. 

En definitiva, innovación, tendencia y excelencia definen este espacio sumergido en un bar que todos deberían conocer. 

¿Listo para probar sabores y experiencias?

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