El mundo de la gastronomía es tan amplio que nunca podríamos quedarnos encerrados en una cocina con fuegos y hornallas. La gastronomía hace viajar por rincones desconocidos, revela la esencia de una cultura, une a personas foodies, despierta curiosidad por productos y también la creatividad a la hora de crear maridajes.
Podríamos seguir aunque hacemos una pausa para compartir el proyecto fabuloso de Pablo Ranea (@pabloranea), el chef y sommelier que nos deleitó con el restaurante Azafrán y que hoy pasa mucho tiempo creando menús gourmet para comensales internacionales.
El artista de sabores y maridajes pasa gran parte del año viajando con su producto Pop Up Dinner, es decir, cenas nómades que suceden en un lugar por única vez. De hecho, en abril inicia su tour por Estados Unidos, país que cruzará de oeste a este.
Todo comenzó hace unos 12 años atrás, cuando, junto a su pareja Alejandro Cohen, abrieron su casa como un restaurante a puertas cerradas; clientes foodies los visitaban y muchos de ellos hoy los llaman para que vayan a sus casas en Norteamérica y les cocine.
«Estas experiencias itinerantes son elegidas por un público que aprecia esas aventuras gastronómicas, únicas y exclusivas; el boca en boca es la mayor herramienta porque las mismas personas que ya vivenciaron la cena quieren ser Host de sus amigos en su propio hogar», comparte Ranea.
Pablo propone un menú de pasos maridados con vinos argentinos, los que se convierten en la «la columna vertebral» de las comidas. «En cada experiencia propongo un recorrido por distintos varietales y etiquetas seleccionados especialmente para cada ocasión».
Primero fija el destino del Pop Up, la región donde cocinará; luego elige los vinos que servirá y en función a esa conjunción, elabora las delicias gourmet con los productos de estación.
Su gastronomía tiene mucho de la nueva cocina argentina y la fusiona con una que él llamó «de viajes»: «En mis preparaciones hay influencias latinoamericana, en especial lo peruano y Nikkei como también lo asiático. Me inspiran los lugares que voy visitando. Dulce de leche y empanadas no pueden faltar porque me los piden».
Y respecto a los vinos que presenta, varía entre tintos, «una gran parte de blancos» y rosados. «Nuestros clientes son conocedores de la industria vitivinícola por lo que mi interés es demostrarles que en Argentina y en Mendoza hay mucho más que Malbec».
Conociendo el modus operandi de Pablo Ranea
Al pensar que el chef y sommelier cocina en lugares ajenos, lo imaginamos perdido en la búsqueda de utensilios y productos pero no, nada de eso sucede. Y es que la mayoría de sus herramientas indispensables viajan con él en una valija.
«No te imaginás con la cantidad de cosas que viajamos. Cuchillos, herramientas para cocinar como mandolina o empaquetadora al vacío; dulce de leche, quesos para las primeras cenas, aceite de oliva y especias», comparte y a la vez revela que los vinos llegan a la dirección pactada.
En lo personal, ¿qué tipo de cocina elegís?
La de todos los días es muy saludable. Y cuando viajo suelo ir a destinos cosmopolitas donde pruebo de todo, desde un ramen coreano a un poke hawaiano o algo de la India, lo que sea.
¿El vino está presente en tu mesa?
Sí, pero en su justa medida. Personalmente me gustan todos, en especial los que son únicos. Disfruto el Malbec en sus diferentes expresiones aunque en los últimos años estoy obsesionado con los diferentes tipos de blancos, los blends de blancos son fantásticos. Y ahora en el verano, los rosados y las burbujas.
¿Cuál es la motivación para hacer Pop Up Dinners en EEUU o diferentes países?
Lo que me motiva es que surge una relación muy cálida con los clientes y hosts, es como una amistad que la mantenemos en el tiempo y la convertimos en una comunidad foodie hermosa.
¿Qué tiene Mendoza para seguir siendo tu hogar, tu base después de tantos viajes?
Principalmente la vitivinicultura, me nutre y me motiva a mostrar la producción de acá. Mendoza es un destino hermoso, tiene una combinación de factores atractivos como el clima, el vino, la gastronomía y su gente; es súper agradable y cálida. En cada experiencia, alguien me hace saber su intención de conocer la provincia y allí se ve mi otro objetivo, el activar el turismo desde mi gastronomía.
Pablo Ranea cruzará un país con su tour gastronómico exquisito
En abril arranca el tour más largo de todos, hasta el momento, serán unos siete u ocho meses durante los que deleitará con sus Pop Up Dinners. «Comenzaremos por el sur de la Costa Oeste, nos trasladaremos a Phoenix y Tucson (Arizona) para luego seguir con Texas, New Orleans, Atlanta y Carolina del Norte, en el este. Pasamos a la zona de New York y Washington DC para volver al oeste, a Denver y el norte de California».
Estas experiencias itinerantes suelen hacerse en casas particulares para los comensales que entren en la mesa, «entre catorce y dieciocho». «Al anfitrión le encanta montar la mesa y recibir gente en su hogar. Adaptan sus espacios y decoran todo para pasar una velada única».
Pero también, Ranea ha organizado cenas en sitios originales como una escuela de cocina antigua en el Soho de Manhattan, en hoteles y en propiedades antiguas en medio de New York. Toda una aventura gourmet.