Desde hace un tiempo, el posicionamiento del Malbec argentino a nivel internacional no sólo ha quedado limitado al vino, sino que ha ido rompiendo barreras y se va posicionando como materia prima para otros producto y destilados. En este caso tuvimos la oportunidad de probar un nocino de raíz italiana, basado en esta cepa: el Nocino Cariatis.
Este licor, elaborado artesanalmente pero de alta gama, ha sabido ganarse un lugar en vinotecas y restaurantes de todo el país a pesar de su corta vida, y también ha sido premiado en diferentes concursos internacionales.
El Cariatis, primer nocino de alta gama de Argentina, se elabora a partir de una receta traída de Parma, Italia, de donde se elabora una versión del nocino tradicional con base vínica. Como decíamos, se elabora con nueces verdes que se maceran en alcohol y se le agrega un jarabe de Malbec obtenido de una reducción de vino de este varietal, azúcar y diversas especies como clavo de olor, nuez moscada, canela en rama, cáscara de limón y regaliz traído especialmente de Calabria.
En cuanto a su aspecto, es un licor de color marrón oscuro, con aromas a madera, y por supuesto, a nuez. Se nota en él el aporte aromático de las especias y del Malbec. En boca se siente un elegante equilibrio entre el amargo y el dulce; es algo cremoso y persistente. Deja un retrogusto dulce, con el que se vuelven a apreciar los aromas especiados. Es un licor agradable, elegante, franco y muy fácil de tomar.
Es interesante para degustarlo solo, y si bien originalmente se recomienda tomar a temperatura ambiente proponemos enfriarlo, lo que va a ayudar a resaltar otros sabores. Es un producto versátil para consumir y para elegir el momento. Puede usarse de aperitivo, servirse para acompañar postres como helados o el café de sobremesa.
[highlight ] Un poco de historia[/highlight]
El nocino, o licor de nuez, se elabora originalmente en Italia, destacándose la zona de Emilia-Romaña principalmente, aunque desde 1978 en Módena se creó la asociación Ordine del Nocino Modenese.
El origen de este licor se atribuye a los celtas en Britania y los druidas lo usaban en sus ritos religiosos. Se dice que los romanos llevaron la receta a Italia. Otras versiones afirman que es de origen francés.
Elaborado con nueces, tradicionalmente se cosechan los frutos sin romper la piel cuando está verde y tierna y se macera en alcohol obteniendo un licor denso, marrón, con sabor a nuez y especias con un cierto gusto a madera.