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«Buscando al Hombre Paloma», el film donde Laureano Nazar se encuentra a sí mismo

Este documental mendocino emociona, interpela y genera conversación. Verlo en pantalla grande es parte del viaje. Está en la cartelera del cine de la Nave UNCuyo.

Si naciste en los 90, «Buscando al Hombre Paloma» es una película que probablemente te va a emocionar. Pero reducirla a un simple ejercicio de nostalgia sería injusto. La ópera prima de Laureano Nazar, quien escribe y dirige, no sólo reconstruye los orígenes de ese extraño y entrañable personaje de «Oye Arnold!» (Nickelodeon), sino que convierte esa búsqueda en una introspección profunda y generacional.

¿Quién era ese Hombre Paloma, viviendo entre los techos, rodeado de aves y misterio, alejado del caos cotidiano? ¿Y por qué quedó tan grabado en nuestras memorias?

De este documental de 83 minutos de duración, participan -además de Nazar- Resinfiltro, Pablo García, Emmanuel Amieva, Ivana Dalmaso, Florencia Manino Roby, Ernesto Pérez Matta, Agustín Agasso, Norberto Costábile y Craig Bartlett.

Un espejo de sentimientos

La película de Laureano responde a eso y mucho más. Porque «Buscando al Hombre Paloma» es, ante todo, un espejo. Un retrato íntimo de su autor y, al mismo tiempo, un retrato colectivo de quienes alguna vez nos sentimos distintos. De los que crecimos sin poder ponerle nombre a esa extrañeza, pero la reconocimos enseguida en personajes solitarios, frágiles, hermosos.

Con una estructura que cruza diario personal, ensayo audiovisual y carta de amor a la sensibilidad, Laureano recorre Chacras de Coria, la Laguna del Diamante y edificios icónicos del centro de Mendoza, buscando respuestas. El documental traza así un mapa emocional entre recuerdos animados y paisajes reales, y convierte la ciudad en escenario de una búsqueda introspectiva.

La voz en off es uno de los grandes hallazgos de la película: íntima, honesta, con humor y con un tono que invita a escuchar con el corazón. Hay chistes sutiles, observaciones brillantes y algunas sorpresas que logran equilibrar lo melancólico con lo lúdico.

Pero quizás lo más valioso de «Buscando al Hombre Paloma» es que no le teme a la soledad. En lugar de evitarla, la abraza como parte constitutiva de su sensibilidad. Porque, como sugiere Laureano, ser “distinto” no es un problema a resolver, sino una forma posible (y hermosa) de estar en el mundo.

Una película que emociona, que interpela, que genera conversación. Disponible en la Nave UNCuyo, donde verla en pantalla grande se convierte en parte del viaje. Mi función terminó en aplausos y con lágrimas en los ojos. Muy recomendada y muy mendocina.

Próxima función: Domingo 27 de julio, Sala Azul, Nave UNCuyo. Entrada general: $3000. Tickets para estudiantes y personal UNCuyo y jubilados/as: $2500.

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