Cuando te das un beso placentero el cerebro produce oxitocina, y nuestros cerebros pueden ser adictos a esta hormona que influye en funciones donde se establece un lazo entre dos personas, como el enamoramiento, el orgasmo, el parto y el amamantamiento, y está asociada con la afectividad, la ternura, el tacto cariñoso. Al besar, el cerebro también libera endorfinas que generan un estado de felicidad.
El beso es placer; no en vano, la boca es, de entre todos los órganos erógenos del cuerpo, el que está situado más cerca del cerebro, el centro donde se producen las emociones. Al besarse, las terminaciones nerviosas que se activan implican un área cerebral incluso más amplia que la relacionada con los genitales.
Un estudio de la Universidad de Albany de Nueva York publicado en Evolutionary Psychology apuntaba que tanto para la mujer como para el hombre el primer beso es clave para continuar la relación, como si actuara como un filtro: “Podría haber mecanismos en el subconsciente que detectan alguna incompatibilidad de tipo genético”, aventuraban los investigadores. Hombre y mujer ven el beso con matices distintos, no obstante. Ellos besarían esencialmente para ganar los favores sexuales de su pareja. Para ellas, es una manera de valorar el grado de compromiso del hombre en la relación que pueda surgir.
Las mujeres estarían menos dispuestas a tener relaciones sexuales con alguien que no sabe besar o cuyo beso no responde a sus preferencias sensoriales y emotivas. En cambio, ellos se fijan más en el atractivo del rostro de su pareja, la apariencia de su cuerpo y hasta en su peso. Y más de la mitad de los hombres encuestados afirmó que tendría relaciones sexuales con una mujer sin pasar por el beso. En las mujeres, este porcentaje bajaba al 14%.
Las personas dedican el equivalente a dos semanas de su vida a besos. Pero, para algunos expertos, en las relaciones actuales, este gesto ha perdido importancia de la mano de un menor romanticismo y de que, muchas parejas, como las adolescentes, no dedican el tiempo que se tomaban antes los enamorados para los cortejos previos, los besos, caricias y juegos eróticos, que solían ser pasos previos a una relación sexual. La seducción, como otras facetas de la vida actual, también se hace más deprisa, afirman los sexólogos. Y tampoco es una cuestión exclusiva de los jóvenes, añaden: las parejas de largo recorrido tampoco dedican tanto tiempo ya a arrumacos. Por ello, los expertos defienden recuperar el placer del beso y la importancia del mundo emocional en la relación de pareja, como una manera también de vencer el tedio en las relaciones.
Fuente: Entre Mujeres