Sencillamente, poner primera y emprender la marcha. Las coordenadas para el punto de partida son Acceso Sur y calle Araoz. Allí, a la izquierda y hacia el Este, iniciando el camino por la 60 está la bodega Benegas. Su edificio es una de las pocas reliquias de la antigua Mendoza que mantiene su diseño original, con paredes de adobe que datan de 1901. La bodega perteneció al gobernador de Mendoza Agustín Álvarez, y fue restaurada en 1999 por Federico Benegas Lynch.
Unos metros más allá, la entrada al monasterio de las Carmelitas Descalzas, una curiosidad que no solo invita a los cultores del turismo religioso.
Siguiendo en dirección Este, decenas de carteles anticipan la variedad de lugares que encontraremos. Árboles añosos flanquean el camino que nos muestra el abanico de opciones para visitar: el vivero agroindustrial Lunta; las bodegas Vila y Viñas de Vieytes; también, la exótica bodega Otero Ramos, una construcción de estilo español, característico de fines del siglo XIX, con arcos romanos de medio punto, columnatas, capiteles y ladrillo sardinel. Posee una cava subterránea para la crianza en barricas de roble y en el proyecto se ha concebido un hospedaje rural cinco estrellas para turistas exigentes. El 80% de su producción se exporta y sus vinos han obtenido premios internacionales.
Club Tapiz, con su restaurante Terruños, que “vuela” prácticamente sobre los viñedos, cocina 5 estrellas, spa y posada de lujo. Ideal para reposar y desenchufarse por completo de la ciudad. Unos metros más allá, la escuela de cocina Sibaritas, del reconocido chef Aldo Ansaldi, que sin necesidad de experiencia previa, inicia o perfecciona a los amantes de la cocina, combinando en sus clases aprendizaje, práctica y disfrute.
Más adelante el barrio Terrandes, uno de los desarrollos inmobiliarios de la zona, seguido por la bodega Antigal, la boutique olivícola Pasrai y la bodega de vinos orgánicos premium Cecchin, donde se ofrece degustación de vinos, visitas guiadas, alojamiento y restaurante de platos típicos criollos. Por aquí también está la finca Las Palmas, de bodega Trapiche y la finca olivícola y granja Los Olivos.
Luego, la primera rotonda con su icónica imagen de la Virgen del Olivo – donde la ruta 60 se cruza con la calle Ozamis, que lleva directamente al centro de Maipú – y en la esquina Sur-Este, Villa Constanza: una casa construida en 1908 por Alfredo Ruiz, compañero de fórmula como candidato a vicegobernador de Emilio Civit.
Aquí funcionaba el atelier de la artista Liliana Callejón, quien daba clases de pintura con vinos. Hoy en la Villa se comercializan confituras, artesanías, mermeladas, jaleas, dulces y almibarados de su propia finca orgánica, que se pueden degustar y comprar.
Pasando las vías se destaca la bodega Marqués de Salavarria, una superconstrucción de más de 5.500 m2 cubiertos con una fachada muy llamativa, con reminiscencias árabes y según sus propietarios, de estilo característico de muchas casonas de las Islas Canarias. El establecimiento fue pensado, además, para albergar restaurante y centro de convenciones.
Casitas particulares, olivos, la apícola Nutripollo y cabañas que se alquilan aparecen en nuestro camino. Por delante, la bodega Trivento, de capitales chilenos, que posee una exclusiva sala de exposiciones de arte, donde se realizan muestras, clases de pintura y fotografía. Con una producción de las más importantes, realiza además degustaciones de sus vinos y visitas guiadas. Es uno de los escenarios imperdibles para visitar durante los festivales de Tango y Música Clásica por los Caminos del Vino.
En la esquina con Urquiza – el carril que conecta esta zona con Coquimbito-, la bodega Vistandes, escenario de fiestas privadas y con un restaurante que ofrece comidas criollas y gourmet. En estas inmediaciones, también se encuentran la posada Cavieres (bed & breakfast), el restaurante La Chiase y la bodega Familia Di Tomaso.
Unos cuantos kilómetros más y ya estamos en el departamento de Junín, zona productora y ciudad, cuya visita dejamos para otra vuelta.