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Dibujar, animar, repetir: los mendocinos detrás del boom de la animación digital

Dos animadores autodidactas construyen universos propios y audiencias globales desde la provincia. Agustín Brunetti y Astrobort marcan el pulso de la nueva animación indie.

En el mundo de la animación, algo está cambiando: ya no hace falta un estudio gigante, un equipo de decenas de personas ni un presupuesto millonario para llegar a audiencias globales. Hoy, desde una computadora o incluso desde un celular, creadores independientes logran cruzar fronteras y construir comunidades enormes en TikTok, Instagram o YouTube. En este juego, el público busca experimentación y originalidad: historias que atrapen y provoquen sensaciones, ya sea una risa o perturbación.

Mendoza no es la excepción. Dos jóvenes animadores autodidáctas construyen su camino con proyectos propios que cautivan a miles de personas en redes: Agustín Brunetti (27) y Augusto Tello (24), más conocido como Astrobort. Con estilos opuestos muestran dos formas de habitar con su arte el internet.

Agustín Brunetti: del meme al dibujo animado

Para Agustín Brunetti, la animación es una forma de estar en conversación con la cultura de internet. Siendo diseñador gráfico, en plena pandemia decidió volcarse al 2D y desde entonces, sus creaciones circulan en TikTok e Instagram, donde mezcla audios virales con gags visuales. Hoy en día, entre ambas redes suma más de 300 mil seguidores. El joven mendocino reconoce el poder de la animación como un medio para lograr piezas audiovisuales que no se podrían hacer de otra manera: desde un gesto exagerado hasta un personaje que se convierte en lo que dice.

Además, este mundo le permite colaborar con otros creadores: «Terminás conociendo a tus colegas más por consumir su contenido que porque son tus colegas. Entonces eso hace que, por ahí, las colaboraciones salgan muy naturales, a partir de un mensajito».

Sus videos también tienen un anclaje local: muchas veces aparecen locaciones de Mendoza como escenario de fondo. «Es intencional. Me gusta dejar recuerdos de lugares que conozco. Cuando alguien me escribe “che, ese lugar lo ubico”, me resulta mucho más valioso que usar una foto genérica».

 

 

Más allá de sus creaciones personales, el trabajo de Agustín lo llevó a desempeñarse en distintos proyectos dentro de la industria de la animación. Fue animador 2D en “En mi mente”, serie emitida por Canal Encuentro y producida por Pura Vida TV. Además participó como animador cut-out en Wasted, una serie argentina escrita y dirigida por Martín Kovacs con un elenco donde aparecen figuras como Duki, Tiago PZK, Rusher King y Mario Pergolini, entre otros. También dejó su huella en el universo musical: pulió los dibujos del .mp3tour de Emilia Mernes y definió las composiciones visuales de videoclips para El Cuarteto de Nos, ambos bajo la dirección de la reconocida directora creativa Julia Conde.

Astrobort: dirigir sin cámara, filmar sin actores

Augusto Tello, o Astrobort en redes, trabaja con otra lógica. Con 24 años, más de un millón de seguidores entre Instagram, TikTok y YouTube admiran su estilo, que combina lo experimental con lo íntimo. Primero se hizo conocido con cortos perturbadores que jugaban con referencias a dibujos animados infantiles y estéticas llamadas cursed (malditas) en internet. Sin embargo, a raíz de su aburrimiento por producir ese tipo de contenido, dio un giro: la animación pasó a ser un medio para contar historias personales.

«Me di cuenta de que estaba haciendo terror para el público y no para mí. Necesitaba algo que me permitiera expresar mis emociones», relató durante la charla que ambos animadores dieron en la Nave UNCuyo, en el marco de la previa del Festival Dibujado. 

Así nació Postapes, su serie en 3D con estética de videojuego, donde despliega relatos sobre amor, vínculos y melancolía. Según cuenta, al estar aprendiendo este nuevo formato, más que ver sus limitaciones técnicas como obstáculos, las percibe como parte de su sello personal: «Ese look medio Play 2 me terminó dando una identidad visual», admite.

Hoy proyecta llevar Postapes a un formato de episodios de 15 minutos, aunque por ahora combina la animación con el streaming, donde interactúa con su comunidad, comparte backstage y prueba nuevas ideas. En realidad, lo que más lo motiva no es la animación en sí, sino la posibilidad de dirigir: «Aprendí a animar como una forma de contar mis propias historias, cuando no tenía ni cámara ni presupuesto», explica. En su caso, la animación funciona como un medio, ya que es la herramienta que le permitió transformar ideas y emociones en un proyectos audiovisuales.

Además de crear su propio contenido, Augusto participó como animador y director de animación en el cortometraje “Damián vs el encierro”, una producción del INCAA, donde también realizó storyboard y diseño de personajes. Al igual que Agustín, formó parte del equipo de la serie Wasted, aportando su talento en la creación de fondos. Asimismo, ha colaborado con marcas tanto locales como internacionales: desde las tecnológicas Wacom y Royale Kludge, hasta la argentina Venex, especializada en venta de equipos. Incluso llevó su estilo al mundo del entretenimiento con un corto animado para el conocido juego de mesa de humor negro “Con eso no se jode”.

El panorama de la animación en Mendoza: talento en construcción

Ambos participaron recientemente de una charla en la Nave UNCuyo, en la previa del Festival Dibujado. Allí compartieron experiencias con el público mendocino y reflejaron la importancia de generar más espacios locales para la animación.

«En Mendoza no hay todavía una comunidad sólida de animadores. No es que falte talento, pero no se han generado instancias para reunirnos más seguido», comenta Agustín en diálogo con InMendoza. Augusto coincide en que el interior a veces se siente relegado: «Muchas veces la provincia empieza a prestarle atención a un artista recién cuando lo reconocen de afuera. Yo estoy orgulloso de ser mendocino, pero siento que falta una apuesta más fuerte para impulsar nuestro arte».

Durante la charla en la Nave también surgió un tema inevitable: el uso de la inteligencia artificial. Augusto la utiliza de forma experimental, solo para aprender software, mientras que Agustín evita aplicarla en su arte. «No uso IA para crear porque creo que se ve sin alma. Los errores y lo inexperto que podemos ser en muchas cosas dejan un poco de nosotros, y creo que eso es mejor».

Lo cierto es que casos como los de Augusto y Agustín demuestran que hoy, desde cualquier lugar, se puede llegar a millones de personas. Lo esencial está en la combinación de creatividad, constancia y una voz propia que distinga la obra en medio del océano digital. Mendoza, todavía sin una industria sólida alrededor de la animación, encuentra en ellos una oportunidad de inspirar, reunir y motivar a nuevas generaciones. 

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