La calle Colón es una de las favoritas de Resinfiltro para llenarla de color y recuerdos con sus personajes de dibujos animados de la década del ‘90 plasmados en paredes, kioscos de revista, florerías, casuchas de gas, entre otros rincones.
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Helga, Arnold, Pinky, Cerebro, Angélica y su gata, Doug Narinas, y muchos otros son de su autoría. La elección de personajes es caprichosa: «Hago lo que tengo ganas de ver en la calle», dice Resinfiltro.
El joven dibuja por temáticas y comenzó con los murales de gran escala en 2011, junto a sus amigos que integran Asfáltico. «Empecé pintando peces enormes, hice como 20 y ya quedan muy pocos. Después me volqué a los chanchos porque me gustan mucho; a los gatos, gatos egipcios, perros chiguaguas y ahora estoy con los cartoons», señala.
Porky de los Looney Tunes y El Hombre Paloma fueron los primeros que dibujó y su hazaña fue doble en el caso del personaje de Hey, Arnold! ya que escogió una pared chica para hacerlo. «Tenía en vista un lugar que medía un metro por dos de alto y no se venía a mi mente el dibujo por lo que estaba acostumbrado a paredes grandes. Hasta que se me vino, lo hice y que me encantó; era el personaje ideal para esa pared», recuerda.
«Quería ver personajes de la segunda dimensión en la nuestra, personajes que estuvieran esparcidos por Mendoza, turisteando, paseando, conviviendo e interactuando con nosotros. Por eso los hago en formato real y con sus pies tocando el piso, no flotan», comparte.
Desde ese momento, Resinfiltro empezó a «afinar el ojo para lugares chicos» y notó que «son una mina de oro» para su trabajo que despierta nostalgia en los transeúntes e imprime color y alegría a las calles. «Yo lo hago para mí pero al mismo tiempo, cuando termino de pintar, no me siento dueño del dibujo. La obra es de la ciudad, del lugar en el que está, del que pase y lo vea», confía el artista que le regaló a Suburbia Bar dos murales espectaculares; una Helga Pataki «pero en un día con resaca» y un Kruum, de Ay Monstruos!, con sus característicos ojos en las manos.
Y ahora el arte de Resinfiltro queda grabado en remeras. El dibujante lleva los cartoons de los ‘90 a la prenda más noble y elegida por todos. «A la gente le gusta ver los murales en la calle y me imagino que llevarlo en la remera es mejor; es transportable, es usable», dice y aclara que las hace a pedido.
«Pintar en la calle es fabuloso porque lo ve todo el mundo, es un arte sin filtro. Te lo vas a topar y lo vas a ver», concluye Kevin o Resinfiltro (su nombre artístico).
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