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Agus Hanna: «Mi búsqueda es lograr vinos que emocionen»

Con una visión fresca y disruptiva, la joven enóloga revoluciona el mundo del vino. En una charla relajada entre copas, nos contó cómo su filosofía y el trabajo en equipo cambió el rumbo de la bodega Ruca Malen, buscando conectar con las personas a través de cada botella.

Agustina Hanna es una de las jóvenes enólogas que ha sabido abrirse camino en Mendoza con una propuesta innovadora y distinta. Su mirada fresca y su pasión por crear vinos  frescos y auténticos que no solo se beban sino que se vivan, que se sientan y comuniquen la pasión con la que fueron hechos, la han convertido en un referente entre sus pares. 

Con 34 años, es una de las caras visibles de una nueva generación de enólogos que busca ir más allá de la tradición, descubriendo nuevas maneras de hacer, resignificando varietales olvidados y conectando al vino con algo mucho más profundo: las emociones. 

En una charla por los diferentes espacios de Ruca Malen, Agus compartió cómo su visión y metodología de trabajo en equipo han vuelto a poner a la bodega y a sus vinos entre los más cautivantes del mercado actual. “Nada de esto hubiera pasado si no fuera por todos los que estamos trabajando”. 

Agustina Hanna, la enóloga disruptiva de vinos emocionantes

La enología es mucho más que un oficio o al menos así lo vive Agus; para ella es un arte que habla de emociones y de conexión con la tierra. Es una apasionada del vino y no hay muchos momentos en su vida cotidiana que quede exento de una copa y de amigos. 

En lo personal no es nada rutinaria, eso lo deja para las horas que está en la bodega que pronto serán, casi 24-7, cuando comience la vendimia 2025. Disfruta cocinar pastas y comida de mar con música de fondo y tomando un rico vino, si es blanco mejor, los prefiere. 

Su conexión con el vino fue temprana pero no tiene que ver con un legado familiar sino en una salida con la escuela, a los 9 años. La llevaron a recorrer viñedos y bodegas y ahí quedó fascinada. «Había algo mágico en el ambiente, en los aromas y en cómo se hablaba del vino como si fuera algo vivo», recuerda de ese primer encuentro, el germen de una carrera que hoy la posiciona como una de las jóvenes enólogas más destacadas. 

Al mirar hacia atrás ve mucho camino recorrido y cuando gira para ver el futuro, nota una ruta extensa para seguir explorando cómo conectar personas a través del vino, de un elixir cargado de historias y emociones, una herramienta para unir culturas, celebrar momentos y expresar la esencia de la tierra de la que proviene. 

«Me interesa que cada vino tenga un alma propia, que cuente algo distinto. Creo en la frescura, las texturas y la pureza pero sobre todo, en la conexión que genera entre quienes lo disfrutan», asegura y en Ruca Malen, su trabajo se alinea perfectamente con esta filosofía. Desde 2020, la bodega ha experimentado una transformación significativa,

renovando tanto su estilo de vinos como la manera de comunicarlos. Este cambio no solo refleja un enfoque más fresco y moderno, sino también un compromiso con la sustentabilidad y la diversidad en los viñedos.

Gustos y pensamientos: el vino como descubrimiento constante

«Lo que más me entusiasma del vino es que nunca deja de sorprender. Cada cosecha, cada viñedo y cada método de vinificación pueden revelar algo nuevo», comparte la enóloga que entre sus variedades favoritas destaca las de texturas ligeras, buena acidez y perfiles aromáticos únicos.

Para ella, el pasado del vino es tan importante como el presente y el futuro. «Siento que estamos en los primeros capítulos de todo lo que se puede descubrir y expresar en materia vitivinícola. Estamos en una etapa emocionante pero todavía hay muchísimo por descubrir. El vino tiene un potencial inmenso para seguir evolucionando, tanto en estilos como en cómo lo comunicamos».

El vino está viviendo una transformación que va mucho más allá del producto, «antes se entendía como algo estático, casi intocable, vinculado a reglas estrictas y tradiciones que no se cuestionaban», reflexiona. Hoy, las cosas cambiaron, los consumidores buscan vinos frescos, expresivos y que cuenten historias, «ya no es solo un producto, es una experiencia emocional, una conexión con quienes lo elaboran y con el lugar de donde proviene».

«Estamos rompiendo barreras y eso me llena de entusiasmo pero sin olvidar de todos los hacedores anteriores, de quienes trajeron el vino y comenzaron con esta profesión fascinante. Sin ellos no estaríamos en este presente y no habría un futuro vitivinícola tampoco».

Ruca Malen: capítulos de una historia renovada

Hanna llegó a la bodega en 2020 con la misión de reformular la filosofía de los vinos, con una visión más fresca, diversa y auténtica. Creó un cambio para llegar a las personas, un nuevo enfoque que llegó para quedarse: «La clave estaba en darle voz a los viñedos y sus características únicas. Queríamos que cada vino fuera un reflejo auténtico de su origen».

La clave de la bodega es su diversidad en cada sector, no solo en los viñedos sino también en las técnicas de vinificación. «Cada terroir tiene algo único que ofrecer, y lo que buscamos es reflejar esa diversidad mendocina en cada botella», explica mientras cuenta que sus vides vienen de Luján de Cuyo y de diferentes productores del Valle de Uco, con los que comparten la visión de sostenibilidad y de respeto por la naturaleza.

El trabajo de Agus nunca es ni será en solitario; para ella es fundamental tener un equipo, ir a la par de personas con las que comparte la pasión por hacer vino. La familia de Ruca Malen trabajó a la par para contar un nuevo capítulo de la historia de Ruca Malen.

De hecho, los vinos de esta nueva etapa de Ruca Malen están organizados en «capítulos» y cada uno representa una etapa diferente de esta narrativa enológica. «Estos capítulos nos permiten mostrar la diversidad mendocina, la esencia de los suelos, de las frutas y de las personas que los hacemos”, cuenta Hanna. 

Este enfoque narrativo no sólo agrega un valor emocional al vino, sino que también le permite a Ruca Malen ofrecer una gama diversa que va desde los vinos más frescos y accesibles, hasta los más complejos, con gran potencial de guarda. “Queremos que el vino se convierta en una vivencia. Cada capítulo es una invitación a explorar y sentir, no solo a beber”, comenta Agustina.

El Capítulo 1 está destinado a quienes están comenzando su camino en el mundo del vino, con opciones fáciles de entender y disfrutar, como Malbec, Cabernet Sauvignon y Chardonnay, donde la fruta es la protagonista. El Capítulo 2, para quienes ya dieron el primer paso y buscan explorar más allá, con vinos que incorporan variedades menos convencionales, como Garnacha y Petit Verdot, además de tintos ligeros y robustos. 

El Capítulo 3 sigue avanzando, muestra la conexión entre las personas, la tierra y los enólogos, adaptando las técnicas de vinificación a lo que la naturaleza y el viñedo ofrecen en cada cosecha. Finalmente, el Capítulo 4 representa los vinos más icónicos de la bodega, es la selección de aquellos que, por su calidad y complejidad, se destacan cada temporada. Estos vinos limitados reflejan lo mejor de la cosecha y se presentan como un corte único que cambia año tras año, ofreciendo siempre una experiencia distinta.

Un futuro lleno de posibilidades

Para Agus Hanna, el vino es tanto un legado como un lienzo en blanco. Su trabajo centrado en la creación de vinos disruptivos y memorables se combina con el deseo de inspirar a nuevas generaciones a encontrar su propia conexión con este mundo fascinante. «Quiero que el vino siga siendo una experiencia que emocione, sorprenda y que acerque a las personas. Porque al final, eso es lo que realmente importa».

Hoy, ella sigue escribiendo su propia historia; una historia que refleja en cada botella de vino que produce y que también emociona a quienes tengan el placer de probarla. Esta enóloga de la que todos hablan ha generado una nueva perspectiva sobre cómo se puede disfrutar el vino, más allá del sabor. Su enfoque humano, artístico y profundamente vinculado a la tierra y la diversidad, la convierte en una de las profesionales más innovadoras.





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