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Adiós mariquita linda

El pasado 23 de enero, a los 62 años, murió Pedro Lemebel. Cronista urbano, personaje popular, su voz persiste en los retazos de escritos sobre la homosexualidad, la pobreza o la marginalidad.

El 31 de diciembre de 2014, a menos de un mes de que al poeta y artista plástico chileno Pedro Lemebel se lo llevara la muerte, publicó en el que fuera su último post de Facebook: “(…) El reloj sigue girando hacia un florido y cálido futuro. No alcancé a escribir todo lo que quisiera haber escrito, pero se imaginarán, lectores míos, qué cosas faltaron, qué escupos, qué besos, qué canciones no pude cantar. El maldito cáncer me robó la voz (aunque tampoco era tan afinado que digamos)”.

 

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Fotografías de Lemebel en una muestra que lo tuvo como protagonista en el Museo de Arte Contemporáneo de Chile.

 

Nació en un barrio marginal de Santiago el 21 de noviembre de 1952 y fue inscripto con su apellido paterno, Mardones. Sin embargo,  pasada su juventud en la Universidad de Chile, donde se recibió de profesor de Artes Plásticas, superada la discriminación por la cual fue expulsado de dos institutos “presumiblemente por su apariencia homosexual”, abierto a la literatura de temáticas crudas vinculadas a los orígenes y las dificultades del mundo gay, miembro ya del dúo performático Las Yeguas del Apocalipsis junto a Francisco Casas, el hombre fue entonces, Pedro Lemebel. “Es un gesto de alianza con lo femenino, inscribir un apellido materno, reconocer a mi madre huacha desde la ilegalidad homosexual y travesti”, diría en una entrevista.

 

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Durante la presentación de su libro “Adiós mariquita linda” en 2012.

 

 

Luego de obtener el primer premio del Concurso Nacional de Cuento Javier Carrera en 1982, de publicado su primer libro de relatos “Los incontables”, de compartir su célebre “Manifiesto (Hablo por mi diferencia)” en 1986 durante una reunión política de izquierdas en la Estación Mapocho y de la disolución en 1995 de Las Yeguas, Pedro Lemebel abandonó el cuento y acarició la crónica al punto de tal de convertirse en un referente de la narrativa actual y en el ganador del Premio Iberoamericano de letras José Donoso en 2013. El humor y la desolación, la ternura, el barroquismo y la sencillez dejan al desnudo el sentir de este ícono que cuestionó la dictadura de Pinochet y las neo-democracias globalizadas.

 

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Las Yeguas del Apocalipsis, el dúo artístico que compartió con Francisco Casas.

 

 

“Pedro Lemebel es un fenómeno de la literatura latinoamericana de este tiempo -expresó su colega mexicano Carlos Monsiváis-. Uso el término fenómeno en su doble acepción: es un escritor original y un prosista notable y, para sus lectores, es un freak, alguien que llama la atención desde el aspecto y rechaza la normalización ofrecida. Un escritor y un freak indisolublemente unidos, los que están fuera, en la desolación y la energía de los que sólo se integran a su modo, en los márgenes que ya no tienen el peso arrasador de antaño (…)”.

 

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Junto a su amigo Roberto Bolaños; el escritor lo ayudó a internacionalizar su obra.

 

 

De maquillaje y zapatos altos, travestido, Lemebel fue un contestatario, un artista provocador que no titubeó en sus denuncias políticas y que aunque no recibió el Premio Nacional de la Literatura de su país en 2014, tuvo todo para merecerlo: “Pedro Lemebel no ha dado voz a los sin voz. Ha hecho mucho más. Pedro Lemebel inventó una voz que nos hizo existir a todos. Esa voz, capaz de cuestionar toda norma y todo consenso, es el Premio Nacional de Literatura que Chile se merece”, escribió la filósofa feminista Beatriz Preciado.

 

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Durante una de sus últimas apariciones públicas, donde fue homenajeado.

 

 

Entre sus libros se destacan “La esquina de mi corazón” (1995), “Loco afán: Crónicos de sidario” (1996), “Tengo miedo torero” (2001), “Zanjón de la Aguada” (2003), “Adiós mariquita linda” (2004), “Háblame de amores” (2012). En esta nota compartimos el texto que leyó durante un acto político de izquierda de 1986. ¡Hasta siempre!

 

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Pedro Lemebel murió de cáncer de laringe a los 62 años el pasado 23 de enero.

 

 

Manifiesto (Hablo por mi diferencia)

No soy Pasolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como en el barco del general Ibáñez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
no recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿Existe aún el tren siberiano
de la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce
¿Y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeándonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿El futuro será en blanco y negro?
¿El tiempo en noche y día laboral
sin ambigüedades?
¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿Acaso las tetas de una mujer
no lo hacen bajar la vista?
¿No cree usted
que solos en la sierra
algo se nos iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Súper-buena-onda
Yo no soy buena onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrillazo de la CNI
Lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseñó la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se la metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría no la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: Y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y ésa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subversivo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero esa parte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alíta rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
Les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.

 

 

 

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