La casa que pertenece a María Videla y su hermano Rafael se conserva con la extraordinaria decoración que hace exactamente 100 años supieron darle sus fundadores, Miguel y Alberto Aguinaga. Respetando el estilo y el sello que distingue a cada uno de los ambientes, la decoradora Sofía Mendez trabaja para generar los espacios apropiados que le darán nuevamente vida.
El primer lugar que nos atrapa es el Salón Rojo que acaba de ser totalmente entelado de este color. Aquí funcionará una sala de vinos con más de 700 etiquetas de todo el mundo y una carta diseñada por el periodista y sommelier Fabricio Portelli.
El proyecto gastronómico se llamará Sagrada Cocina y pertenece al chef Lucas Bustos, que ha ideado diversas propuestas para las múltiples salas de la casona. Acorde a esto Sofía Mendez avanza en la ambientación de habitaciones privadas para grupos de amigos, conectadas al restó principal, un bar que funcionará en el patio y las galerías de corte inglés, y otro espacio gastronómico denominado Cocina de Viaje que se ubicará en el codiciado salón egipcio de la casa.
Colores y cristales de Murano
Si bien la casa se construyó en 1919 siguiendo un estilo francés, fue decorada en su época de esplendor con muebles de distintas culturas. Está rodeada de galerías en alto que imitan el estilo inglés de las estaciones de trenes.
En su interior, un salón celeste que se usaba para tomar el té y el espectacular Salón Egipcio son fabulosos. La mansión que se inauguró en 1921 fue decorada con muebles comprados en Europa. Miguel Aguinaga y su mujer, Noema Baca traían de sus viajes, objetos y muebles que adquirían en distintos países. «En la sala egipcia, además de las pinturas que aún hoy decoran los techos y las molduras, una serie de gobelinos que ya no están, le daban un toque exótico», nos cuenta Sofía.
Llaman la atención las arañas que cuelgan del techo de cada sala; en el salón celeste, por ejemplo, una lámpara de cristales de Murano combina su especial color turquesa con la pintura de las paredes en el mismo tono. Se suma a los coloridos muros originales el salón principal para el que Sofía buscó un rojo especial que realza las salas contiguas.
La casa está asentada sobre un basamento de granito y sus paredes son de adobón vigado, excepto el vestíbulo que se construyó en material. Los pisos del interior son de pinotea, mientras que en las galerías, baldosas de la época alternan con pequeños azulejos venecianos. Los techos conservan las tejas marsellesas originales. La carpintería está intacta y los herrajes son ingleses.
Los jardines de Versalles
El jardín, originariamente fue diseñado con el estilo de los jardines de Versalles. Había macizos de flores, senderos, pérgolas y estatuas, entre ellas la de Nefertiti. Entre las antiguas farolas y las pérgolas, Lucas Bustos levanta su cocina, será un espacio vidriado, donde se podrá ver la preparación de los platos.
Así esta casa que para muchos entraña recuerdos de fiestas y casamientos y para otros es parte del paisaje patrimonial de Chacras, muy pronto volverá a brillar entre las arboledas de plátanos que la han protegido durante tantos años.
Fotos: Sofía y Valeria Mendez