The Girlfriend es una de esas series creadas para que nos gusten a todos. Está protagonizada por Olivia Cooke, la Reina Verde de La Casa del Dragón, y Robin Wright, recordada como la Jenny de Forrest Gump y la implacable Claire Underwood de House of Cards. Basada en la novela de Michelle Frances publicada en 2017, la historia funciona como un perfecto exponente de lo que algunos llaman el “Crazy Rich White Woman genre”: ese subgénero de dramas suntuosos protagonizados por mujeres adineradas que parecen tenerlo todo, hasta que una amenaza —externa o interna— las lleva al borde del colapso. En esa lista podríamos incluir Big Little Lies, The Undoing o A Simple Favor. En todas hay rivalidad y destrucción, siempre envueltas en una puesta visual impecable.
Dirigida en parte por la propia Wright, la serie arranca con un clima de tensión familiar elegante y termina convertida en un thriller psicológico absolutamente atrapante, ambientado entre Londres y la costa de Málaga. A lo largo de seis episodios, The Girlfriend mantiene un tono tan sofisticado como venenoso, combinando misterio, lujo, glamour y las dosis justas de sexo, manipulación y violencia emocional.
Madre contra novia: un enfrentamiento al límite
Robin Wright interpreta a Laura, una madre posesiva, sofisticada y algo siniestra, que sospecha de Cherry (Olivia Cooke), la nueva novia de su hijo. Lo que parece un simple enfrentamiento familiar se transforma rápidamente en una guerra psicológica de proporciones épicas. La estructura de la serie, que alterna las perspectivas de ambas mujeres, hace que como espectadores nunca sepamos del todo a quién creerle. Esto genera una tensión deliciosa que recuerda a Gone Girl o a la gran serie The Affair (¿se acuerdan de The Affair?).
A medida que avanza, The Girlfriend va soltando sus bombas narrativas con mucha precisión. Hay giros y decisiones que bordean lo ridículo pero funcionan gracias al tono general de la serie, todo envuelto en un marco visual espectacular: casas de revista, galerías de arte y playas mediterráneas.

Lo que separa a The Girlfriend de otras producciones del mismo tipo es la química entre Cooke y Wright, que transforman lo que podría haber sido una telenovela exagerada en un duelo actoral vibrante y complejo. Mientras Cherry oculta su rabia detrás de una sonrisa encantadora, Laura deja que la suya se desborde, generando matices con los que uno puede empatizar fácilmente.
Al final, más que una historia sobre celos o manipulación, The Girlfriend habla sobre el miedo a perder el control, el costo de las apariencias y la crueldad que puede esconderse bajo una fachada perfecta.
Y sí: es puro escapismo… pero del bueno. Glamoroso, tenso, divertido y venenoso en las dosis justas.
Una de las series imperdibles del año. Está disponible en Amazon Prime Video. Después me cuentan de qué lado están: ¿la madre o la novia?





