Bajo la curaduría de Adriano Pedrosa, el primer latinoamericano (brasilero) en ocupar ese rol, transcurre la 60° edición de la, probablemente, más disruptiva Bienal de Venecia de la que se tenga registro, al menos desde este lado del planeta.
De una conversación con la artista Laura Valdivieso, me quedé con muchas preguntas y curiosidad de saber más respecto a esta Bienal. Entre muchas aristas, de cómo fue posible que la artista mendocina La Chola Poblet llegara a participar de tan importante suceso.
El cuestionamiento sin dudas no iba por la obra de la artista local, indiscutidamente sólida, sino porque hablamos del evento mundial del año en términos de arte y participar allí es toda una odisea, incluso para los artistas consagrados.
Y ni siquiera estamos hablando del hecho de que le fue otorgada una mención y se convirtió en la primera artista Queer en recibir tal distinción.
¿Tuvieron que pasar 59 ediciones para que se le de la visibilidad que merece al “arte de los márgenes”? ¿Cómo fue que sucedió? Fueron algunos interrogantes que surgieron.
Bienal de Venecia con un guiño latinoamericano
El pasado 20 de abril se inauguró la Bienal de Venecia, la prestigiosa exposición internacional de arte contemporáneo que se celebra cada dos años en dicha ciudad de Italia. Fundada en 1895, es una de las instituciones culturales más antiguas y reconocidas en el mundo del arte e indudablemente sienta las bases y escribe un nuevo capítulo en la historia del arte con cada edición.
Bajo el ojo del brasilero Adriano Pedrosa, el primer curador del hemisferio sur, esta bienal rompe con el esquema del “eurocentrismo” al proponer artistas de las periferias (América Latina, África y Asia), para participar en el salón principal. “Extranjeros en todas partes” es el título que eligió el director del Museu de Arte de São Paulo (MASP), para esta nueva edición. Una celebración y un descubrimiento que pone en los ojos del mundo diversas culturas y expresiones artísticas de más acá.
“Extranjeros en todo el mundo” reúne a 331 artistas de todo el planeta, un número exorbitante a comparación de Bienales anteriores que nunca superaron los 200 participantes.
Bienal: Primera señal de una apertura, pluralidad de voces y expresiones
“Hasta los años 60, 70 y 80, la mayoría de las exposiciones estaban concentradas en artistas procedentes de Europa y Estados Unidos. En los años 90 empezamos a ver exposiciones que incluían artistas de diferentes partes del mundo. Ya no se puede hacer una exposición de solo hombres, solo artistas blancos y solo artistas europeos”, expresó Pedrosa durante la presentación. Primera señal de una apertura, pluralidad de voces y expresiones.
Representando a nuestro país se encuentran 20 artistas de la talla del representante del cubismo Emilio Pettoruti o el “autorretrato” de la escultora y pintora Raquel Forner, entre otros. A destacar la participación del colectivo de tejedoras Silät, mujeres del pueblo Wichi, Salta Argentina y nuestra mendocina claro, La Chola Poblet.
Nuestra participación se corona con el Pabellón Argentino (hace solo doce años que el país cuenta con un sector), en donde la artista Luciana Lamothe despliega su instalación «Ojalá se derrumben las puertas».
La artista propone una ecología donde cuerpos, objetos y estructuras se entrelazan generando tensión y movimiento; además de sugerir nuevas formas de vida posibles y nuevas formas de interacción y representación de los materiales. Lamothe entrelaza materiales como madera y acero para crear esculturas que desafían las fronteras entre lo humano y lo no humano, lo natural y lo construido.
¿Eurocentrismo desplazado? Artistas de los márgenes en el centro
Antes una aclaración: la historia, en todos sus campos (incluido el arte), desde que se tiene registro, ha sido escrita y divulgada desde la mirada del viejo continente. Y claro, las bases de la sociedad como las conocemos hoy se remontan a civilizaciones que surgieron allí, desde los griegos, romanos y la posterior colonización (europeización) en América; las reglas de cómo funcionamos como sociedad germinaron allá.
Esta Bienal viene a contar lo que está sucediendo en el mundo del arte actual, desde la mirada de un curador latinoamericano con un fuerte compromiso con los proyectos artísticos de este lado del globo.
Visibilizar estas expresiones provenientes del “Sur Global” no es menor, hablamos de “inmigrantes, expatriados, emigrados, exiliados y refugiados, específicamente de aquellos que se han movido entre el Sur y el Norte del mundo”, comentó Pedrosa. Hablamos de inclusión geográfica, étnica y de género.
Si bien Latinoamérica y especialmente Argentina, desde la década del ‘60 y del ´70, han tenido relevancia en este encuentro, esta vez, la persona que cura tiene una visión desde las entrañas de la región.
No es menor el dato de que Pedrosa centra su mirada en artistas que provienen de diferentes rincones y reivindicando sus orígenes a través de sus expresiones, en otras palabras, la curaduría de esta 60° Bienal se gestó desde los márgenes del circuito del arte, del arte como siempre se contó y mostró.
La Chola Poblet en la Bienal 2024
Aquí es donde aparece nuestra artista mendocina que está dando que hablar en todo el mundo, La Chola Poblet, un hecho que me enorgullece. La artista multidisciplinar además de ser seleccionada por Pedrosa para participar en el salón principal de la Bienal, recibió una mención honorífica por su compromiso social y cultural para transformar la percepción sobre comunidades indígenas y queers a través del arte.
Esto es sin dudas una página escrita en la historia, siendo ella la primera artista queer en obtener tal distinción en este tan venerado certamen. Los 24 metros destinados a La Chola Poblet y a su arte que combina acuarela, dibujo y graffiti, son una muestra de la relevancia que tiene su trabajo en la escena del arte actual.
La Chola Poblet: un faro para todos artistas
Ella es licenciada y profesora de artes visuales de la Universidad Nacional de Cuyo, recuerdo haberla cruzado por los pasillos de la facultad. En ese entonces era Mauricio Poblete y La Chola era su alter ego que aparecía solo en performances en diferentes espacios de divulgación artística.
Su camino fue como el de muchos artistas emergentes de acá, muestras en los espacios provinciales para luego viajar a Buenos Aires y circular por los espacios de la capital del país.
Fue becada para el “Programa de artistas de la Universidad Torcuato Di Tella 2018″ y allí su historia escribe muchas páginas de muestras aquí y más allá, pero siempre con el sello ineludible de su identidad, sus orígenes y la reivindicación de todo ello.
En el auge del arte girando en torno a la deuda con las minorías, La Chola alza su bandera con un lenguaje concreto y su carrera asciende abruptamente. Su encuentro con la Reina Letizia de España y su icónico saludo “Después de 530 años nos volvemos a encontrar”, nos regalan un exquisito e inolvidable hecho artístico.
Su obra representa la argentinidad de forma visceral, expresiones populares se mezclan con el icono de la banda Callejeros, ilustra e incluso escribe sucesos de la historia, acontecimientos y luchas que son de ella y de muchos, quizás en algunos puntos mía también.
Aborda la iconografía religiosa occidental y las prácticas espirituales indígenas con un estilo trans y queer, invirtiendo las relaciones de poder con piezas que se refieren al conocimiento ancestral de Sudamérica.
Volviendo a la pregunta primera de ¿cómo fue que sucedió? diría que el arte nos lo debía, el arte y la historia nos debía que una artista (y todos aquellos artistas como La Chola) salida de los márgenes más marginales del globo como es Mendoza, esté allí y cuente otra historia, su historia. Qué orgullo que en los libros figure como la mendocina que escribió una página del arte de la humanidad.