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Estela Mora, la mujer detrás de La Ley

Estela Mora, mendocina y manager de La Ley. Hoy vive en Los Ángeles y sigue manejando la carrera musical de su ex marido Beto Cuevas. En esta entrevista nos cuenta cómo surgió la reunión de Beto y Zeta Bosio, de su vida en Los Ángeles y sus recuerdos como “tordita” en Mendoza.
Estela Mora se fue de Mendoza a los 19 años. En Santiago de Chile logró ser una de las modelos más cotizadas de los años 90. Fue tapa de la revista chilena Caras y más de una vez estuvo en las portadas de los medios gráficos por su matrimonio con el líder de La Ley, Beto Cuevas. Desde hace unos años vive en Los Ángeles donde inició una carrera como empresaria y manager de La Ley. Allí se codea en la red carpet con personajes de la talla de Sharon Stone y Emir Kusturica. 

–¿Fuiste la ideóloga de juntar a Beto y Zeta Bosio (ex Soda Stereo)?

–La idea de invitar a Zeta a participar como bajista en La Ley surgió en un viaje de Beto a Miami, donde un amigo nuestro, Axel Pels (creador de MTV Latino) le sugiere sumar a Zeta en la gira de reencuentro llamada Retour. Beto lo habló con sus compañeros de grupo y estuvieron todos de acuerdo. Finalmente la banda se juntó con Zeta en Buenos Aires, en noviembre del año pasado. Todos los integrantes de La Ley son muy fans de Soda, y en lo personal encontré una fantástica posibilidad. Ahora más que injerencia de mi parte, podría definir esta situación como que hubo coincidencia de intereses y el plan fluyó.

¿Con la actuación en Viña se cumplieron las expectativas?

–Para ser honesta, en lo personal, más que cumplir nuestras expectativas, trabajo para cumplir las expectativas de nuestros fans. Al final del día ellos son los que nos dan la oportunidad de seguir en este negocio y merecen todo nuestro respeto. Antes de Viña, estuvimos en Mar del Plata, un show interesante, la idea de la productora era tener cuatro bandas, en cuatro escenarios diferentes, tocando solamente cinco temas que serían seleccionados por votación del público vía web. Los fans querían ver en vivo a la banda, querían saber cómo estaban y sobre todo, cómo sonaban juntos. Viña fue una prueba más larga que la de Mar del Plata, había que sostener más de cien minutos en el escenario, nuestro objetivo era hacer un show de calidad, con visuales potentes y con una banda ¡más sólida que nunca! Nuestra consigna diaria es trabajar muy duro para lograr los mejores resultados. Esta no es una vida fácil ni glamorosa, nos entregamos en cuerpo y alma para dar algo que no sea bueno, sino excelente. Como conclusión puedo decirte que estoy muy contenta porque logramos la meta, aunque nunca hay que olvidar que el mejor show es el que viene, no el que pasó.

–Te fuiste de Mendoza a Chile para ser modelo y luego a Los Ángeles, ya como una mujer de negocios, ¿qué podés decir de esas transiciones, de cada lugar? 

–Viví en Mendoza hasta los 19 años, llegué a Chile cuando mi hija Martina tenía menos de un año de edad y por cosas de la vida me quedé sola con ella, en un país nuevo aunque no ajeno, ya que había veraneado en Viña del Mar. Muy por el contrario de lo que cualquier persona pudiera pensar, nunca me sentí sola, aunque con los problemas típicos de cualquier mujer joven. Igualmente jamás me faltó un amigo, una casa para visitar, una mesa para compartir. Estoy agradecida por cada día que viví en Chile, por la oportunidad de desarrollarme como persona, como profesional, pero por sobre todas las cosas, y primero y principal, por la familia que me regaló. Los Ángeles, es otra historia, fueron muy duros los comienzos. Cuando llegamos, en 2001, veníamos de muchísimo trabajo con la gira del Unplugged de La Ley. Mis dos primeros años en Los Ángeles creo que no salí ni a la calle, estaba muy enfocada en trabajar, luego las cosas cambiaron y comencé a encontrarme primero conmigo misma y luego salí a conocer el mundo. Esta ciudad es como un zoo, pasa de todo y a cualquier hora. La mezcla de gente y de culturas es impresionante y eso  -en mi opinión-, la hace fascinante. Amo Los Ángeles, tiene una libertad y una soledad únicas.

 –En Chile te transformaste en una de las modelos más cotizadas, ¿cuál fue la clave de tu éxito?

–La clave del éxito en cualquier cosa que hagas, es tener un 30% de talento y un 70% de trabajo. Perseverar es mi “must” cuando me propongo algo. Obviamente ser modelo tiene que ver más con algo físico que intelectual, pero creo que me adapté por mi lado y me adoptaron por el otro. Chile siempre fue un país con los brazos abiertos.

–Sos amiga de famosos como Sharon Stone, Emir Kusturica, ¿cómo es vivir en el mundo del espectáculo de Los Ángeles?

–Bueno, no los llamaría amigos, son gente que eventualmente uno conoce por circunstancias de la vida, la verdad que Los Ángeles es una ciudad propicia para conocer gente interesante, ya sea en la “red carpet”, una avant premier o en un bar. Respecto a Sharon Stone y Kusturica son personas muy encantadoras, bendecidas con talentos increíbles. 

–Tu hijo Diego Cuevas, acaba de salir en las portadas de los diarios de Chile y has puesto muchas expectativas como productora de su carrera musical, ¿cuál es su fuerte?  

–Diego estudia producción en una importante escuela en Los Ángeles, según dicen es el mejor alumno y si es por su talento, no lo dudo. Próximamente va a sacar cuatro canciones nuevas que está trabajando con diferentes bandas y cantantes donde se podrá ver su ductilidad en diferentes géneros. Yo creo que nos va a sorprender. Respecto a manejar su carrera, por ahora lo veo difícil, quiero que él haga su camino y trabaje duro para conseguir por sí mismo el reconocimiento que merezca. Por otro lado su música es para un mercado anglo, así que la estrategia y los contactos para entrar a ese mundo, no son los que yo manejo. Por supuesto que estoy siempre asesorándolo o escuchando sus canciones, soy una gran fan de su música, porque es del estilo que me gusta.

–¿Sos la misma Estela que jugaba al hockey con las “torditas”? ¿Qué cosas te quedan de esa época?

–¡Sí! ¡Claro que soy la misma! Los Tordos es mi club, siempre recuerdo ese olor a pasto recién cortado, los “tercer tiempo” con galletitas y Coca Cola, los sábados de entrenamiento y los domingos de partidos. Nunca voy a dejar que esa niña se me escape, es la que me mantiene con una sonrisa y me trae los recuerdos de dónde vengo, de cómo crecí, de quién soy. Además tengo tres sobrinas que juegan en Los Tordos, así que a veces cuando estoy en Mendoza, me doy una vuelta por el club.

–¿Volverías a Mendoza?

–No sé, pero no es algo que descarte o una idea que rechace, ahí siguen estando mis afectos, mi familia, mis amigos… ¡Es mi zona de confort! ¿Quién te dice que algún día vuelva y siga jugando hockey, comiendo galletitas y tomando Coca Cola con las chicas de Los Tordos?

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