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Joyas que “enmarcan” un pedacito de historia

Marcela y Marina Pascual elaboran sus joyas rescatando materiales tradicionales de nuestra cultura latinoamericana. Piezas únicas e irrepetibles que podrían exponerse en un museo, y que son al mismo tiempo el objeto de deseo de cualquier mujer actual.

Una familia que les inculcó el valor de las tradiciones, un oficio y mucho talento. Y también tiempo y perseverancia. Todo eso hizo falta para que Marcela y Marina Pascual llegaran a donde están hoy. Lograron que los ojos de muchos se pusieran sobre lo que saben hacer: joyería artesanal contemporánea. Verdaderas piezas de arte que fusionan materiales tradicionales con una estética urbana y moderna. Poniendo atención en los detalles y en la perfección de su manufactura, cada una de sus joyas es un pedacito de historia.

Las hermanas Pascual fueron de la selecta partida argentina que participó en 2013 de una importante feria de negocios en Nueva York donde exhibieron sus productos, que hoy se venden en Estados Unidos, México y Chile.

“Los oficios se aprenden, con práctica y tiempo. Lo que le suma y hace que tu producto sea diferente es la creatividad”.

Marina y Marcela tienen 40 y 44 años respectivamente, y si bien nacieron en Buenos Aires, se sienten mendocinas –vinieron a vivir aquí cuando eran adolescentes-. “A nosotros los del interior, las cosas siempre nos cuestan más…”, dicen y no dejan dudas de su “mendocinidad”. Aunque claro, conservan algo del acento porteño porque su familia es de allá, viajan y están en permanente contacto con ellos.

“Mmpascual, hacerlo propio”, esa es su marca y slogan. Que tiene un doble sentido, el de “hacerlo uno mismo y también el de hacer algo que tiene que ver con la identidad de todos”, explican.

Su colección está formada por collares, aros, brazaletes y anillos. ¿Los materiales elegidos? metal  (que es la línea original) y metal con aguayo.

 elementos de bijouterie
La incorporación del aguayo

«El aguayo es un textil que se encuentra en el norte argentino, sur peruano y parte de Bolivia, toda la zona del altiplano. El que nosotras usamos es de la cultura aimara, que es el de tejido más finito. La lana y los tintes son naturales”, cuenta Marina.

“En las culturas de los pueblos originarios, este tejido se hace en las familias, se usa, se entierra… Cada integrante tiene un aguayo que lo acompaña toda la vida: como manta cuando es bebé, como mantel, para guardar cosas… es un elemento cultural muy fuerte que tiene una historia cargada. Elegimos los aguayos antiguos, pero como hay una ley que los protege y los que están sanos no se pueden destruir, conseguimos los rotos. Las piezas son un marco para un pedacito de historia”, explican.

Una familia con raíces aborígenes -del sur argentino-, viajes con sus padres a provincias como Salta o Jujuy, una casa en donde se escuchaba tango y se valoraba al folclore en general –como conjunto de creencias, costumbres y artesanías de un pueblo-, donde “se consumía el arte autóctono”. Así crecieron Marina y Marcela, “mamando todo eso”, como ellas mismas relatan: “Nuestras tías viven en Buenos Aires pero se ponen túnicas del Norte, ponchos, sacos de barracán… Las mujeres de la familia han usado siempre cosas interesantes, como colgantes de cerámica. Para muchos podían ser cosas raras, para nosotras era normal”.

 

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La colección de Mmpascual está formada por collares, aros, brazaletes y anillos. Las piezas son cuidadosamente realizadas en metal y aguayo.

De Mendoza a Nueva York

“New York Now” es una feria de negocios que presenta las últimas tendencias de los sectores de diseño, decoración e indumentaria, y está dirigida a comerciantes, representantes y distribuidores de marcas. La feria se realiza dos veces al año y recibe a más de 30 mil visitantes de todo el mundo.

En la última New York Now se presentó la temporada primavera/verano 2014 y nuestro país -por tercera vez- contó con un stand coordinado por la Cancillería argentina. Un selecto grupo de diseñadores argentinos participó de esta importante feria exhibiendo sus productos.

Marcela y Marina se enteraron de la convocatoria para esta feria a través de la Fundación ExportAr, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, enviaron una carpeta y quedaron seleccionadas. Orgullosamente, las chicas fueron las únicas representantes del interior del país.

“Siempre estamos atentas a todas estas cosas que se generan desde Buenos Aires hacia el interior porque muchas veces en Mendoza ni te enterás. Y estaría bueno que todos tuvieran acceso a estas herramientas”, señalan.

El contacto con futuros compradores y gente del MoMA (Museum of Modern Art) de Nueva York interesada en sus productos; un balance más que positivo para Mmpascual. “Cuando estás allá te das cuenta de que estás a la altura de todos los demás”, relatan con una sonrisa, pero sin creérsela.

“El stand de Argentina, la organización, la gente de Cancillería, la de Fundación ExportAr, la del consulado argentino, la de ProMendoza, todos muy activados y operativos. Todo resuelto e impecable”, cuentan.

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Los comienzos

“Los oficios se aprenden, con práctica y tiempo. Lo que le suma y hace que tu producto sea diferente es la creatividad”, concuerdan las hermanas Pascual.

Marcela estuvo casada con un reconocido orfebre, del cual aprendió el oficio. “En ese momento en Mendoza –principios de los 90- no había muchos lugares donde vender lo que uno hacía, estaba la joyería tradicional o la plaza Independencia, lugar donde confluían muchas artes. Puedo decir que viví muy bien de vender allí. También hicimos lo propio en la plaza de Chacras. Y en plena crisis de 2001 surgió la posibilidad de tener un local en el Mendoza Plaza Shopping, ya que muchos se empezaron a ir y había locales vacíos. Éramos trece socios. ‘Artesanos de Mendoza’ se llamaba, muchos lo conocían como ‘el local de Fundavita’. Ese negocio nos dio la posibilidad de crecer a otro nivel, de ordenarnos, de darnos cuenta de que había otro mercado”, cuenta Marcela.

En ese tiempo se sumó Marina: “Empecé para darle una mano, y después por las circunstancias de mi vida dejé lo que estaba haciendo y me metí de lleno. Fui aprendiendo de Marcela”.

La situación económica del país empezó a mejorar, algunos de los socios de ‘Artesanos de Mendoza’ continuaron un par de años más en el shopping pagando alquiler, hasta que el centro comercial pasó a manos de Alto Palermo S.A. y se tuvieron que ir.

 

mm pascual en taller
Si bien hay modelos que se repiten, ninguna pieza es igual a otra, “por el dibujo del aguayo, por la combinación de colores y porque el metal está cortado, soldado, lijado y pulido a mano”.

 

Un día, de repente, se encontraron vendiendo sus joyas en la tienda Puro Diseño de Buenos Aires. “Por una de esas casualidades de la vida, confluyeron en la misma fiesta una amiga con uno de nuestros collares y la propietaria de Puro Diseño, que preguntó y pidió que nos pusiéramos en contacto con ella”, relatan.

Las hermanas Pascual vienen participando con su marca de las diferentes ediciones del Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA), un espacio en el que productores y artistas pueden encontrarse con los principales referentes y empresas de las industrias culturales del mundo, a través de rondas de negocios, conferencias, seminarios y presentaciones. El objetivo de esta iniciativa es fortalecer el mercado interno y posicionar el sector de las industrias culturales argentinas en el mercado mundial. También han estado presentes en el PRE MICA (en este caso Cuyo), que es regional y busca profundizar la participación federal.

El proceso creativo

Cuando una de las dos tiene en mente una idea, lo primero que hace es contársela a la otra y bosquejarla. Luego, “se hace un modelo, hay que plasmar esa idea en el metal para ver si es factible o no, porque es un material que rápidamente te pone límites. Siempre hacemos un prototipo que se usa, vemos cómo queda, si se adapta al cuerpo, cómo cae, si tiene que ser más corto o más largo, si el grosor del metal es el correcto, si está muy pesado… En general los modelos van mutando, hay collares que tienen un proceso de un año hasta que terminan siendo lo que son, hasta que estamos conformes, convencidas con la pieza. También hay muchos que quedan en el camino”.

 

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“Nuestras joyas son muy versátiles, cualquier mujer puede ponérselas: para un jean y una remera, para ir a trabajar o para ir a una fiesta. Porque a pesar de toda la tradición, esa fuerza cultural que tienen, las piezas son urbanas y contemporáneas”, define Marina.

 

mm pascual en taller

Presente y futuro

Marcela y Marina no piensan en montar un local propio, aunque sí venden sus joyas en el taller que tienen en Chacras de Coria. Por la mañana ese espacio sirve para dar rienda suelta a sus creaciones, y por la tarde dan allí clases de joyería contemporánea. Participar en otras ferias internacionales es el objetivo ahora.

Todo lo que soñaron las hermanas Pascual, cada meta que se propusieron, se viene haciendo realidad. Por su esfuerzo, su constancia y su talento. Por las ganas de mostrar al mundo lo que hacen: rescatar algo de los habitantes originarios de nuestra tierra y “enmarcar” ese pedacito de historia, de cultura latinoamericana. “Esta es nuestra forma de sentir, vivir y experimentar nuestras creaciones”.

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