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Belén Aparicio: libre y espontánea como sus obras

Líneas, colores, indumentaria, pájaros y mujeres son temas recurrentes en los dibujos de esta artista mendocina

Belén Aparicio comenzó a crear obras pictóricas luego de probar repetidamente con otras disciplinas artísticas que también eran de su gusto. Fue allí cuando advirtió que nada le atraía más que dibujar.

«Siempre supe que quería hacer algo relacionado con el arte. Todo me llamaba la atención. La música me encanta, la danza también. Fui un poco indecisa, incursioné en varias ramas del arte, pero lo que más me emocionaba de adolescente eran las artes plásticas», comenta la artista, dueña de un espíritu libre y sin prejuicios.

En el año 2014, Belén emprendió un viaje a Europa sin pasaje de vuelta. «Me decidí a viajar y a los siete meses me volví a Argentina. Exponía y vendía mis obras en la calle. Era muy difícil, ya que estaba prohibido hacerlo. Los materiales que necesitaba para realizar mis dibujos eran muy costosos. Por eso empaqué mis cosas, vendí algunas obras, otras las regalé y decidí hacer una parada en Buenos Aires. En ese momento empecé a dibujar mucho y sentí que estaba empezando mi estabilidad como artista, en el sentido de que producía mucho».

Tantos eran los estímulos visuales que captó en su paso por Capital Federal que se decidió a capacitarse como  Profesora en Medios Pictóricos. Y desde allí, cuatro meses pasaron para su llegada a Mendoza.

Belén ya está exponiendo en ferias y galerías. Sus trabajos se basan en el uso recurrente de la línea, de colores fuertes («juego con los contrastes», dice) y el diseño de indumentaria. «Lo que vemos por fuera es ornamentación, cada uno puede elegir qué ponerse o no, lo que hay dentro de nosotros va mucho más allá», reflexiona.

La mayoría de tus dibujos son de mujeres (con y sin pelos) y a veces con pájaros alrededor ¿A qué se debe esa recurrencia?

Me llama mucho la atención el «mundo interno femenino». En mi casa, la figura de la mujer tiene un rol muy importante. Aprendo mucho de otras mujeres, de sus vivencias. Los pájaros, por otra parte, representan la parte espiritual de la mujer, algo así como la libertad.  Como también los pelos, ya que culturalmente tenemos que estar depilándonos de manera permanente.

¿Cómo pensás tus obras?

Hago muchos dibujos, no boceto. Empiezo con una línea y no corto, no borro. No hay algo previo en mis dibujos. Esta técnica me ayuda a practicar de manera permanente.

¿Cuáles son los artistas que tenés como referentes?

Egon Schiele es uno de mis favoritos: me gusta mucho cómo utiliza la línea. El expresionismo de Matisse también, con sus colores fuertes. Y Modigliani, quien manejaba mucho el desnudo y es un recurso que yo utilizo mucho en mis obras. Aunque él era medio machista, y yo todo lo contrario: hubiéramos chocado.

–¿Y alguna lectura ha sido crucial en tu formación?

–Hay tres libros que para mí son como biblias: The Art Book (una guía de artistas «de la A a la Z» y Punto y línea sobre el plano y De lo espiritual en el arte, ambos de Kandinsky.

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