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Agustín Herrera: Del barro a los mejores restó

Con su estilo distintivo, el ceramista y alfarero realiza objetos llenos de identidad. Conocelo en esta nota.

Las piezas de cerámica creadas por Agustín Herrera forman parte de la vajilla de autor de muchas de las bodegas y restaurantes más distinguidos de Mendoza. Sus piezas, revestidas de su sello personal, albergan los sabores más selectos de la provincia.

«Me gustaría lograr que el plato y el alimento que nos sirven se vuelva obra. Ese ejercicio de entablar una relación con el chef es muy interesante y genera un sinfín de posibilidades, pero también se vuelve un desafío entender la necesidad del otro y lograr un producto que cierre a ambas partes», explica Agustín.

Su objetivo como diseñador es poder salir de la vajilla estándar, romper con la repetición. «Me interesa lograr objetos con características propias, que cada objeto se vea que está hecho a mano y que sean de algún modo todos distintos, con detalles que no se repiten en los demás», explica el artista y agrega: «trato de buscar una identidad, ofrecer al chef una posibilidad más para que presente sus creaciones. La cerámica nos permite una infinidad de posibilidades estéticas, pero además funcionales. Que se vea en el objeto el registro de la mano».

Herrera proviene de una familia de artistas, su bisabuela era talladora en madera y su madre, Marta Moretti, estudió durante un tiempo cerámica en la universidad. «Haciendo memoria recuerdo que de niño ya les pedía a mis viejos para algún evento tipo cumpleaños o día del niño que me regalaran arcilla para jugar y modelar. Modelaba rostros de dibujitos animados que veía en ese entonces», recuerda Agustín. 

«Otra experiencia que me marcó fue hacer dinosaurios con el barro que sacábamos de las acequias en la casa de los tíos de mis primos, Estela Laviano y Chalo Tulián, en El Challao y ellos -como eran ceramistas- los horneaban».

Pero Agustín comenzó a trabajar con la cerámica de manera más consciente durante la secundaria, donde tuvo la posibilidad de realizar un taller. «Ya cursando el último año del secundario las profes que dictaban el taller me recomendaron que siguiera estudiando en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo en las Carreras de Cerámica, en la cual me recibí con el título intermedio de Ceramista. Al cabo de un tiempo salió un llamado a concurso para la catedra de alfarería, que es la técnica cerámica en la que me especializo, y quedé seleccionado por lo cual hoy en día soy docente adjunto de la catedra de modelado y color cerámico II y encargado del taller de producción».

Su búsqueda estética no es tan definida, sino más bien dinámica, pero siempre prevalece la calidad de las superficies, las texturas y lo caótico e impredecible, al igual que trabajaba los límites entre lo utilitario y lo artístico. En sus creaciones las formas simples y funcionales y el color son protagonistas.

«¡Los colores son todo… es lo primero que impacta! Por lo general son colores más bien cuaternarios, terrosos, mates y brillantes, que, si bien son brillantes, no son estridentes. Me gustan mucho los colores que proponen la materialidad de los vidriados por que, por lo general, son colores no muy plenos donde siempre aparece un efecto de alguna cristalización o cuarteadura que se generó por distintitas variables que no controlamos, pero que se vuelven un recurso estético», explica el alfarero.

¿Cuál crees que es tu sello diferencial? Creo que haber implementado en la vajilla el uso de los esmaltes y vidriados no convencionales, trabajar con los cuerpos cerámicos desvestidos en su parte trasera y en sus bordes para que se pueda apreciar el color del material local. También el proceso de modelado de los platos porque no es muy común en Mendoza que la vajilla se haga en torno alfarero.

Y es que, en cuanto a los procesos productivos, Agustín explica que los mismos empezaron siendo muy artesanales desde el punto de vista de cantidades y del pleno contacto de la mano con el material. «Partiendo por la preparación y formulación de la pasta, recolectando el mineral arcilloso y mezclado con los demás componentes. El modelado en torno alfarero, la formulación y preparación de los vidriados, hasta la cocción que en un principio fue a leña», detalla sobre el desarrollo de su trabajo.

Con el tiempo su taller fue creciendo y eso le exigió acelerar algunos procedimientos. «Continúan siendo artesanales, pero con la adquisición de algunas maquinas pudimos mejorar la velocidad de producción». Además, se sumaron al proyecto su hermana María Marta Herrera y cuatro ayudantes más.

El ceramista trabaja con un material llamado Gres. «Es un material cerámico que se hornea a 1240 grados centígrados. Para esto tengo que utilizar una mezcla de arcillas locales y comerciales. Las locales provienen de la zona de Potrerillos, Lavalle y Río Mendoza, las comerciales vienen ya estandarizadas desde Buenos Aires. La otra parte son minerales comerciales como cuarzos y feldespatos que se pueden adquirir en distintas mineras de Argentina, porque además son más complejos de extraer y procesar por uno mismo».

Parte de su proceso creativo se basa en un ejercicio de observación permanente. «A cualquier lugar natural al que voy donde hay un poco de tierra visible me fijo si es arcilla o no, y si es apta para el modelado, si resiste elevadas temperaturas y algunas otras propiedades físicas típicas de los materiales arcillosos».

Los restaurantes de las bodegas mendocinas son los privilegiados en lucir los objetos creados por Herrera. «Uno de los primeros restaurantes que adquirió nuestra vajilla fue Azafrán», revela el artista, pero también podés encontrarla en lugares como Auténtico, Susana Balbo State, Entre Cielos, Penedo Borges, Fogón de Bodega Lagarde, Diamandes, y la lista continúa. También locales de Bariloche, Córdoba, Buenos Aires y Neuquén lo eligen para sus platos.

Actualmente Herrera sólo trabaja a pedido, aunque revela que está preparando el taller y su equipo para crear un stock con los productos más solicitados; y aunque no cuentan con un espacio específico donde comercializar las piezas, uno de sus planes a futuro es abrir al público un lugar de exposición y venta de los objetos que produce. «Vamos a estar acompañados de otros artistas y el espacio también podrá recibir y hospedar a artistas que quieran realizar intercambios, talleres y otras actividades».

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