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De Inglaterra a Mendoza con escala en Tailandia

Un viaje, una combinación de casualidades, un “flechazo”… se convirtieron en una historia de amor con final feliz. Familiera, divertida e impuntual, Kelly Cheek se mudó de su Inglaterra natal y se casó con un mendocino.

Si uno se pone a pensar, hay algunos motivos, unos pocos realmente, por los que nos mudaríamos de ciudad, de país y de continente. ¿Qué haría que nos fuésemos a vivir al otro lado del mundo? ¿Qué razón sería tan fuerte como para que dejemos nuestra cultura, nuestro trabajo, nuestras amistades, familia y costumbres…?

Hice el ejercicio y conté con los dedos de una mano esas causas que harían que me fuera a vivir tan lejos. Una de ellas, la más firme y las más “ciega” quizá, está relacionada con el amor. Esta historia tiene que ver precisamente con eso. Cuando me encontré con ella comprobé lo que transmitían sus fotos y lo que decían quienes ya la conocían. Encantadora, comunicativa, de sonrisa contagiosa. Así es esta chica de piel blanquísima y ojos celestes.

Kelly Cheek tiene 37 años, es licenciada en Recursos Humanos, y trabajó en una agencia de recruitment -reclutamiento- por 6 años. Es originaria de Plymouth, una ciudad del condado de Devon, situada en el sudoeste de Inglaterra, que tiene una población de más de 250.000 habitantes. “Hay bastante campo, así que la mentalidad es muy tranquila, por eso para mí Plymouth es muy parecida a Mendoza”, compara.

 

kelly Cheek
¿Qué haría que nos fuésemos a vivir al otro lado del mundo? ¿Qué razón sería tan fuerte como para que dejemos nuestra cultura, trabajo, amistades, familia y costumbres…? ¡El amor!

 

¿Cómo y cuándo llegaste a Mendoza?

Corría el año 2004. Con una amiga trabajamos mucho, ahorramos plata y nos tomamos un año para viajar con nuestra mochila por el mundo. Yo estaba soltera y mi amiga recién peleada con su novio. Al principio llegamos a Río de Janeiro, estuvimos recorriendo Brasil y luego hicimos lo mismo con Argentina.

Llegamos a Mendoza, que era un destino de paso solamente, porque nos íbamos en micro a Santiago de Chile para tomar un avión a Nueva Zelanda. Era pleno julio, y por la nieve el paso estaba cerrado, entonces nos tuvimos que quedar. Buscamos un hostel, nos instalamos y fuimos al Irish pub a tomar una cerveza. Recuerdo que fueron muy amables porque nos regalaron unos chops. Después fuimos a conocer un poco Mendoza, a hacer algunas excursiones, y a la noche regresamos al mismo bar.

Era un viernes, había mucha gente. Uno de los propietarios del lugar, Gonzalo, se acercó y nos preguntó que estábamos tomando, le dijimos que vodka con energizante, él nos dijo que era mejor el champagne con energizante. Le contestamos que estábamos tratando de no gastar mucho dinero, ya que viajábamos por 12 meses. En Inglaterra el champagne es caro, pensamos que lo mismo pasaba acá. Gonzalo volvió con una botella de regalo. Y comenzamos a charlar. Fue una noche muy divertida que terminó en Por acá.

El paso a Chile continuó cerrado, así que nos quedamos en Mendoza unos 5 días y conocimos un montón de lugares con Gonzalo. Nos tuvimos que ir a Santiago en avión y de ahí a Nueva Zelanda. Y luego a Asia.

¿Y cómo continuó la historia con Gonzalo?

Yo pensaba: este chico tiene un bar, está en contacto con muchos extranjeros… así que me tomé lo suyo como una amistad. En todo nuestro recorrido estuvimos en contacto por e-mail y la verdad es que yo pensaba que no iba a verlo de nuevo.

Estábamos en Tailandia con mi amiga donde íbamos a pasar Navidad. Gonzalo me había dicho que viajaría para encontrarse conmigo. Un par de días antes de Navidad, yo todavía no sabía si vendría porque él me escribía contándome acerca de no sé qué lío con los pasajes… yo pensaba: ¿para qué me mentirá? ¡No tiene necesidad!

Celebramos año nuevo con mucha gente en la playa y al otro día pensábamos descansar, cuando… ¡llegó Gonzalo! Habían pasado 8 meses desde que nos habíamos conocido en Mendoza.

Estuvimos seis semanas juntos y yo terminé dejando a mi amiga, pobrecita, para volverme a Mendoza con él. En Tailandia, ese paraíso, todo muy lindo… pero había que ver si funcionaba en Mendoza. Estuve acá los últimos 3 meses de ese viaje de un año y después regresé a Inglaterra para arreglar algunas cosas, eso me tomó como un mes y medio, y me volví a Mendoza para instalarme definitivamente.

 

Kelly Cheek
Kelly destaca el respeto y la consideración de los británicos y añora del viejo continente ¡la rapidez para hacer trámites!

 
¿Y tu familia? ¿Cómo reaccionó?

Cuando estaba en Tailandia le dije a mi familia que me iba con Gonzalo a Argentina los últimos 3 meses. A mi mamá que es muy hippie le pareció muy lindo y romántico. Mi papá estaba muy desconfiado, pero por suerte, su hermana, mi tía, estaba en Tailandia en ese momento, y ella que conoció a Gonzalo lo llamó a mi papá y le contó cómo era él realmente.

¿Qué te gusta de Mendoza y de los mendocinos?

Que a la gente le gusta divertirse. Acá la gente disfruta el momento, no piensa demasiado en el futuro, en Inglaterra es al revés. Para mí argentinos e ingleses son muy distintos. En Inglaterra son muy rectos, muy formales, con los horarios por ejemplo son muy puntuales, todo el mundo se acuesta a dormir temprano, yo no soy muy puntual, ¡entonces a mí me conviene!

La familia es otra cosa muy importante acá. En Inglaterra a los 18 los chicos se independizan, se van a estudiar a otra ciudad, entonces te separás de tus seres queridos. Acá las familias siempre están cerca, y son grandes, algo que me encanta.

¿Qué extrañás de tu ciudad o tu país?

¡La rapidez para hacer trámites! Allá todo eso es más rápido y fácil. Y otra cosa: allá son muy considerados, muy respetuosos con los demás. En mi ciudad todo el mundo se saluda y se dice buen día, hasta son demasiado atentos a veces. Pero un poco de eso falta acá.

Cuando viene de visita algún familiar o amigo tuyo de Inglaterra, ¿qué es lo primero que le recomendás? ¿A qué lugares o actividades lo llevás?

Vamos a Cacheuta o Potrerillos para alquilar una cabaña, comer asado, hacer trekking… todo lo que tenga que ver con la naturaleza me encanta. También los llevo a conocer las plazas de la ciudad, las bodegas. Por la noche no puede faltar un recorrido por la Arístides, y por supuesto el bar, pasamos muchas noches en el bar.

Kelly y Gonzalo se casaron en Mendoza en 2009, vinieron muchos familiares y amigos de Plymouth para la boda. Y en 2011 llegó Romeo, un bebé hermoso y feliz, que heredó la sonrisa permanente de su madre.

Extranjera en Mendoza
Gonzalo, Kelly y Romeo. “Acá las familias siempre están cerca, y son grandes, algo que me encanta”.

 

Antes de que naciera Romeo, Kelly trabajaba en el bar de noche, ahora puede vérsela en el horario del mediodía. Ella es quien se ocupa de las compras y otras tareas para que el bar funcione de manera organizada. Definitivamente cuando no lo estás buscando, alguien llega a tu vida…”, concluye Kelly al tiempo que sus ojos se iluminan, como cada vez que habla de la familia que formó aquí en Mendoza.

Siempre creí que relatos como estos solo tenían lugar en la literatura o en el cine, que nacían de la imaginación de escritores y guionistas. Por historias como ésta me animo a reformular aquel pensamiento para decir que los autores definitivamente se inspiran en la vida real. En historias reales y felices como ésta, que recién comienza…

 
 

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